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Botella Serrano por Alfredo Menéndez

La Razón
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Un pleno de investidura sirve para enterarse de los segundos apellidos de los concejales y hasta de los nombres compuestos: Ana María Botella Serrano, primera mujer alcaldesa, que es el mantra que repetimos los medios como si no acabáramos de creérnoslo. Se puede tener la sensación de que la alcaldesa –¿suena raro todavía, verdad?– lleva toda la vida en la política madrileña. Pero será a partir de ahora cuando nos tocará descubrir a la verdadera Ana Botella: no sabemos si mejor o peor. Eso depende de ella y de su Gobierno. Pero sobre todo diferente a la que conocíamos, porque aunque sea una obviedad, no es lo mismo ser concejal, que ser alcaldesa. Pero también nos tocará descubrir una nueva oposición, porque si toda la crítica es a lo de las «peras y las manzanas» o las «gaviotas reidoras», apañados vamos.

La crítica debe mejorar y elevarse porque las buenas oposiciones hacen mejores gobiernos. Y la oposición de chascarrillo y «trending topic» da para lo que da: para pasar un buen rato con tanto traspiés (grandes ratos, todo hay que decirlo) pero poco más. La comparación será inevitable y la sombra de Gallardón durará mucho más que los 100 días de rigor (o los 85 que le ponía Ángel Pérez bajo su cada vez más inquietante melena). Pero ha comenzado una nueva etapa en Madrid que se ha empezado a notar con el acercamiento a la Comunidad y con la mano tendida a los distritos. Lo siguiente serán los nombramientos. Y por la salud de todos, que sean pronto: más de uno y de una están de los nervios.