País Vasco

La factura de los Presupuestos

La Razón
La RazónLa Razón

Rodríguez Zapatero tendrá que pasar el Rubicón de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado 2011 en situación de debilidada. Del desenlace final de las Cuentas depende en buena medida el futuro del Gobierno. El escenario no es nuevo en cuanto a la aritmética parlamentaria ni a las posibles alianzas, aunque la realidad social, económica y política se encuentre más deteriorada. El año pasado, el PSOE contó con el PNV y Coalición Canaria para derrotar en el Congreso las enmiendas de totalidad que el PP, CiU, UPyD, ERC-IU-ICV y el BNG habían presentado contra el proyecto de Presupuestos para 2010. A día de hoy los indicios apuntan a que el escenario podría repetirse.

Se avecina una intensa negociación con los nacionalistas vascos y canarios, puesto que el resto de grupos ya ha anunciado de una forma u otra sus profundas discrepancias con la política económica del Gobierno. La posición de los partidos catalanes está además comprometida y condicionada por los comicios en aquella comunidad y las estrategias electorales de unos y otros. Por tanto, la situación aboca de nuevo a la repetición del pacto entre socialistas, nacionalistas vascos y los canarios. Esa triple alianza sería suficiente para sacar las Cuentas, porque sumaría 177 votos, por encima de los 175 de la mayoría.

El problema para el presidente es que hasta alcanzar ese compromiso queda un trecho complejo y espinoso. Ya en el mercadeo del pasado año el Gobierno cedió en un asunto tan controvertido como el blindaje del Concierto vasco, por el que las normas tributarias forales sólo pueden ser recurridas ante el Tribunal Constitucional.

En ese tira y afloja, los prolegómenos no son tranquilizadores para quienes pensamos que este Gobierno no es precisamente un guardián inflexible del bien común. La secuencia de los acontecimientos fue que el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, amagó el sábado con unas elecciones anticipadas si los Presupuestos no contaban con los apoyos suficientes, o sea, los del PNV, y que Rodríguez Zapatero respondió ayer mismo desde Shanghai con toda una declaración de intenciones a favor de avanzar en las transferencias y el autogobierno del País Vasco. Obviamente, el presidente es muy libre de elegir sus apoyos entre el arco parlamentario y de establecer conversaciones preferentes con quien estime oportuno. Otra cosa muy distinta es que esa alianza nos parezca preocupante y que sea moralmente tolerable arañar los votos necesarios para sacar el proyecto de turno al precio que sea.

Todo hace indicar que Rodríguez Zapatero superará la reválida de los Presupuestos, porque los precedentes demuestran que el presidente sabe ganarse los votos necesarios. Pero más allá de la suerte parlamentaria de una votación, el factor de mayor calado en todo este proceso es que se perpetuará una política fracasada en una situación marcada por las dificultades y las urgencias. Lloverá sobre mojado para un país abocado a la crónica adversidad.