Actualidad

Flann OBrien mucho más que un centenario

Nórdica recupera los escritos satíricos del gran escritor irlandés

Flann OBrien mucho más que un centenario
Flann OBrien mucho más que un centenariolarazon

BARCELONA- El escritor irlandés Flann O'Brien nació el 5 de octubre de 1911. Durante el pasado 2011, se celebró su centenario y se intentó sacarle de la sombra de montruos irlandeses como James Joyce, Samuel Beckett, Oscar Wilde o William Butler Yeats. Estamos en 2012 y aunque ya hace 101 que nació, lo único importante es que es uno de los más grandes excritores del siglo XX, tanto o más que los arriba mencionados, y que merece que se celebre su nacimiento todos los años. La última prueba, la recuperación de sus artículos satíricos en el diario «The Irish Times» en el libro «La gente corriente de Irlanda», que acaba de editar Nórdica.

Problemas con la bebida
Escritos bajo el pseudónimo Myles na gCopaleen, entre otras razones para evitar represalias, O'Brien hablaba de forma sardónica desde el sistema de justicia al porqué del comportamiento de sus conciudadanos. Podía cargar contra las asociaciones literarias y reírse de las subvenciones culturales al ofrecer sólo que los malos poetas pudieran seguir escribiendo malos poemas; o podía idear inventos increíbles capaces de dejar los «gadgets» de James Bond en mera chatarra. El resultado final siempre era el mismo, la risa, pero no la risa tímida, sino la risa que te echa de las bibliotecas. Su talento era tal, que muchos lo asocian con Jonathan Swift, el gran maestro de la sátira, autor de «Los viajes de Gulliver», también irlandés, que en «Una humilde propuesta» (Alianza), aconsejó a sus gobernantes que los niños pobres sirviesen de comida a las clases acomodadas y así solucionar la sobrepoblación, la mendicidad, la futura criminalidad y la mala alimentación de los ricos, todo de una tacada.

Como muchos otros escritores irlandeses, a O'Brien le gustaba beber. Tanto es así, que nunca iba a un pub por la tarde noche, siempre iba por las mañanas, donde podía beber más tranquilo, sin el incordio de los aficionados. De esta forma, un colega suyo le describió de esta forma: «Es un borracho con un serio problema con la escritura». Tenía razón, su escritura siempre fue algo problemática. La novela que le dio mayor éxito, «El tercer policía», (Nórdica) escrita en 1939, fue rechazada por los editores y se pudrió en un cajón hasta que se murió y su mujer la rescató del olvido en 1967, convertida desde entonces en una obra maestra absoluta.

Aunque su mejor novela fue la primera de todas, «En Nadar-Dos-Pájaros» (Nórdica), que antecedió en tres décadas a los grandes autores posmodernos. Su argumento ya dice mucho, aunque sea lo que menos importa. Es la historia de un hombre que escribe una novela de un hombre que escribe una novela de un hombre que asegura que es una tontería inventar personajes cuando ya se han inventado los suficientes y sólo hay que coger los de los demás. Todos los escritores deberían coger los de O'Brien.


James Stephens, otro irlandés genial
Coetáneo a O'Brien, las letras irlandesas tienen a otro fenómeno poco conocido, James Stephens, que merece reivindicarse. Consiguió con su relectura de los mitos gaélicos y las historias populares irlandesas crear una nueva forma de narrar en la que lo fantástico, de banshees a gnomos, se mezcla a la perfección con una realidad en la que todo es posible. En «La olla de oro» (Siruela) nos sumerge en medio de los mitos de las criaturas de los bosques irlandeses. Su talento era tal que el propio James Joyce le ofreció ayudarle acabar su «Finnegans wake» si él se atascaba. No se atascó y la literatura perdió un libro para la historia.