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La cornisa cantábrica desnuda menos a sus mujeres en las playas. La costa montañesa es conocida como «Costa Casta»

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 En el Mediterráneo es tan habitual que nadie se fija ni se sorprende. El norte es más tradicional y pudoroso. La cornisa cantábrica desnuda menos a sus mujeres en las playas. La costa montañesa es conocida como «Costa Casta». Sólo en determinados lugares de las playas se atreven las más osadas a quitarse la tela superior del biquini. Una mujer en su edad y medida es siempre agradable de admirar. Pero habría que contratar por parte de las autoridades autonómicas a los «Vigilantes Pectorales», es decir, los que pueden autorizar a las mujeres a desnudarse o, por el contrario, prohibirles la exhibición pública de su cuerpo. –«Lo siento, señora, pero usted está fofa y las tetas le llegan a los muslos. Cúbrase inmediatamente»; –«No sabe usted con quién está hablando. Soy la señora Ferrusola Despujolet y esto le va costar el puesto»; –«De acuerdo, señora Ferrusola Despujolet. Pero mientras no me cueste el puesto, usted se cubre».

Nada hay de obsceno en la belleza. Pero sí en la fealdad. Entiendo que este contundente argumento pueda ser rebatido desde la caridad y la justicia. Lo acepto. La vida no es justa y la caridad hay que administrarla en otros ámbitos. Nadie desea envejecer, ni ser feo, ni andar por la vida sobrado de kilos. Y menos aún, una mujer. Pero se envejece, se nace feo y se anda con muchos kilogramos de más. En tal caso, hay que acudir a las playas con modestia y prudencia.
–Señorita. Sus pechos son aceptables. Pero el año que viene le convendría reducir en un cuarenta por ciento su culo.
–Usted no es nadie para decirme cómo tiene que ser mi culo. Y además, no sabe con quién está hablando. Soy sobrina de la señora Ferrusola Despujolet. Mi nombre es Roser Ferrusola Carod-Vilagrás y mi culo me corresponde sólo a mí;
–De acuerdo, señorita Ferrusola de Carod-Vilagrás. Cúbrase inmediatamente. La mitad de los usuarios de la playa han protestado con vehemencia al paso de sus glúteos. Sin contemplaciones.

La Universidad de Heidelberg, por medio de su catedrático de Filología Inglesa Klaus Von Schubert –sobrino del compositor, probablemente–, ha demostrado que el 87% de los seres humanos son horrorosos vestidos y el 92% horrorosos desnudos. El invierno simula y lima las aristas, pero en verano, especialmente en playas, piscinas y barcos, el espectáculo puede ser dramático. No sólo en las mujeres. Los estómagos masculinos con michelines adheridos, proporcionan a la mirada una visión atroz. Urge la creación del cuerpo civil de «Vigilantes de Playa», no con la misión de salvar a los que se ahogan o aliviar a los que sufren un contratiempo. «Vigilantes de Playa», «Vigilantes Pectorales», «Vigilantes de Culos» o «Vigilantes de Estómagos Cerveceros». Pero con autoridad, pito y porra.