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La Alcaldesa

La Razón
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Mal, muy mal ha sentado en el feminismo fundamentalista de izquierdas que Ana Botella se haya convertido en la primera Alcaldesa de Madrid. Es realidad cómica sabida que para las feministas de profesión las mujeres que no son socialistas son aún más despreciables que los hombres.

Las «Damas de Blanco» que ofrecen día tras día su integridad física a las porras y los calabozos de la dictadura cubana, no han merecido jamás la atención, comprensión, solidaridad o ayuda por parte de estas pelmazas sectarias. Las mujeres condenadas a morir ahorcadas o lapidadas por regímenes inmersos en la necia Alianza de Civilizaciones, no tienen ni la categoría de los pelillos a la mar. Nuestro feminismo oficioso es partidista, tostón, histérico, cínico y majadero. Las paritarias habrían de sentirse halagadísimas con la alcaldía de Ana Botella. Ninguna de ellas ha sido Alcaldesa-Presidenta del Ayuntamiento de Madrid, y cuando al fin, una mujer, culmina la empresa, las feministas se enfadan. He oído por ahí y leído en alguna parte que el argumento principal que justifica el enfado de las feministas es el de la sombra de Aznar. Es decir, que Ana Botella es la fachada y el verdadero Alcalde de Madrid es su marido. Estas chicas, acostumbradas a la mediocridad congénita no entienden que en las alturas de la Política con mayúscula, descender en el rango resulta a todas luces humillante. Se dan casos, como el de Bibiana Aído, que aceptó dejar de ser ministra para ser secretaria de Estado, pero es un caso aislado y de comprensión sencilla. Cuando se llega a un ministerio que no sirve para nada siendo una mujer que nada ha demostrado y al cabo del tiempo su acción ministerial se puede resumir en media cuartilla, lo normal y lógico es que se le busque un trabajo de menor importancia e impedir que retorne al pueblo con la humillación del fracaso. Y ahí la tenemos, en Nueva York, aprendiendo inglés. Pero me refería al descenso en el rango de Aznar. Quien ha sido Presidente del Gobierno, no quiere ser Alcalde de Madrid, porque a pesar de la importancia que tiene el serlo, el nivel de representatividad es más bajo. Como si un Almirante deseara ardientemente renunciar a su empleo y convertirse en capitán de fragata.

Ana Botella lleva muchos años de concejala y Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid. Le sobra experiencia y le gusta la Política. Se presentó a las elecciones como la número dos de la candidatura del Partido Popular y fue elegida por esos papeles que tanto aborrecen los de izquierdas cuando no le son favorables: los votos. Al ser nombrado ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, Ana Botella ha sido apoyada por el Pleno y nombrada Alcaldesa de Madrid. Y ella será la que marque la pauta a partir de ahora. Si lo hace bien, que es de esperar que sí, volverá a presentarse. Y si lo hace mal, perderá su oportunidad. Pero los aciertos y los errores serán suyos y de sus compañeros, no de Aznar, como desea el feminismo coñazo.

En esta nueva etapa, los españoles vamos a exigir a quienes hemos elegido mayoritariamente en los municipios, las autonomías y el Parlamento, que nos devuelvan la libertad para recuperar nuestro idioma. Poder hablar y expresarnos sin sentirnos sometidos por la presión soviética de lo «políticamente correcto». Si las feministas son unas cínicas pelmazas que no quieren ver más allá de la rotonda de su ombligo, que se acostumbren a ser calificadas de cínicas y pelmazas. No hay machismo alguno en la calificación, sino libertad y justicia. Las guerras volverán a ser guerras y no «conflictos bélicos», y si relacionáramos todas las cursilerías semánticas que hoy imperan en nuestro idioma, necesitaríamos la totalidad de las páginas del periódico para ennumerarlas. No por ser mujer la Alcaldesa de Madrid es intocable. Pero aún menos es atacable por serlo. Los ataques le vienen, sorprendentemente, de los predios feministas subvencionados hasta ahora y gozosamente vividores. Por ahí también se puede ahorrar y realizar recortes drásticos.

Le deseo a Ana Botella toda suerte de éxitos. Cualidades y méritos le sobran. Y recomiendo a las feministas coñazo una mejor disposición para asimilar una buena noticia. La Alcaldesa de Madrid es una mujer. No la lapiden antes de tiempo.