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Bon Iver una historia verdadera

El artista de moda más improbable de los últimos tiempos llega a Madrid en medio de una enorme expectación

El mundo está dividido en uno de esos parvos debates sobre Vernon (izda.): ¿es mejor «For Emma, Forever Ago» o «Bon Iver, Bon Iver» (arriba)? El primero es mágico; el segundo, ambicioso
El mundo está dividido en uno de esos parvos debates sobre Vernon (izda.): ¿es mejor «For Emma, Forever Ago» o «Bon Iver, Bon Iver» (arriba)? El primero es mágico; el segundo, ambiciosolarazon

Hace seis años, casi por estas fechas, Justin Vernon tomó la decisión que cambiaría su carrera y su vida, y transformó su estatus de músico «indie» de tercera fila para acabar convertido en uno de los autores más lúcidos y reconocidos de los últimos tiempos, ganador en la pasada edición de los Grammy de los premios al mejor álbum alternativo –imponiéndose a bandas consagradas como Radiohead o Arcade Fire– y al artista revelación.

La disolución del grupo del que por entonces formaba parte, DeYarmond Edison, en el verano de 2006, una mononucleosis que se complicó más de la cuenta y, sobre todo, la ruptura con su novia, con quien vivía en Carolina del Norte, dejaron a Vernon hecho jirones.

Solo en una cabaña
 «No sabía exactamente adónde ir; tenía claro que quería estar solo y en algún lugar donde hiciera frío», explicó. Emprendió el camino de regreso a su casa en Eau Claire, una pequeña ciudad de Wisconsin, y de allí a una cabaña de su padre en medio del bosque, donde permaneció en completa soledad entre noviembre y febrero siguiente. Algunos discos le acompañaron en su retiro; también la serie «Doctor en Alaska», de la que sacaría el nombre del proyecto: Bon Iver, transcripción apresurada de «bon hiver» (buen invierno, en francés). El principio de algo grande.

Compuso y grabó allí mismo unos cuantos temas para consumo casi interno, pero acabaron llegando a discográficas y medios especializados. «For Emma, Forever Ago» fue un álbum de folk roto, introspectivo y doliente; un exorcismo, su particular camino de redención, como el viaje que, por razones bien distintas, emprendió el anciano protagonista de «Una historia verdadera» (David Lynch, 1999), cuyo destino también le aguardaba, curiosamente, en Wisconsin. «Ese disco no era sobre una mujer, sino sobre seis años de antiguas relaciones y del dolor. Ninguna se llamaba Emma», confesó.

La crítica saludó a Bon Iver como la nueva gran estrella de la escena independiente, aunque Vernon en realidad no cambió demasiado: humildad, paciencia, camisas de cuadros y la barba de siempre parecían seguir siendo sus señas de identidad. «Sé por qué la gente tuvo esa reacción con respecto a la historia que rodeaba el primer álbum. Es un gran relato, una metáfora en la que queremos creer. Te sucede algo malo, huyes hacia algún lugar remoto y regresas con tu vida cambiada», indicó en una entrevista publicada en «The Scotsman». Meses más tarde, el EP «Blood blank» avisaba de un cambio de registro. Pasó de estar en un discreto segundo plano a ser el centro de las miradas: hasta Kanye West quiso que participara a toda costa en «My Dark Twisted Fantasy», el mejor álbum de 2010.

Al año siguiente entregó el enorme «Bon Iver, Bon Iver», sofisticado, ambicioso y luminoso en su justa medida. Una críptica geografía emocional que subrayaba aún más su voz en falsete. Desde su nacimiento en 2006, el grupo sólo se puede entender desde su propia verdad. Una honestidad que le guió para negarse a actuar en la gala de los Grammys que le encumbró. «Estoy bajando el ritmo. Como se cierra un grifo. Tengo que apagarlo y retirarme un poco porque la música viene del subconsciente o del descubrimiento. Hay demasiada atención puesta en la banda y eso puede distraerte. Siento la necesidad de retirarme de ello mientras todavía me importe. Y después, si vuelvo, si es que vuelvo, me sentiré mejor y renovado», dijo en una radio local de Minessota.

 

Remezclas, versiones y amigos
Si hay un punto de inflexión en el camino que va desde la cabaña de Wisconsin a la gala de los Grammy, hay que buscarlo en la colaboración con Kanye West, materializada en «Monster» y «Lost in the World». También ha protagonizado un notable encuentro con James Blake, uno de los artistas más destacados de la escena electrónica, o sumándose al último disco de The Flaming Lips. Su actividad en los últimos meses, a la espera de nuevas canciones, se ha completado con una versión del «Who is it» de Björk y la organización de un concurso de remezclas que ya se puede escuchar en Spotify.