Benedicto XVI

«Ha sido una estupenda manifestación de fe»

«He dejado España llevando en el corazón estos días como un gran don», admitió ayer Benedicto XVI durante la tradicional audiencia de los miércoles, en su residencia de verano de Castel Gandolfo. El Papa dedicó la audiencia a la JMJ, y fue alegremente interrumpido en varias ocasiones por peregrinos que coreaban en español: «Ésta es la juventud del Papa».

Desde su residencia estival, el Papa alabó la alegría de los peregrinos
Desde su residencia estival, el Papa alabó la alegría de los peregrinoslarazon

«A la vez que agradezco de corazón a quienes han hecho posible el magnífico desarrollo de esta iniciativa, ruego, por intercesión de María Santísima, que los jóvenes que en ella han participado, arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe, lleven al mundo entero la alegría del Evangelio, con la palabra y una vida colmada de obras de caridad», dijo en español el Pontífice. En italiano no ahorró adjetivos para la vivencia de la última semana en Madrid: «Días extraordinarios», «evento eclesial emocionante», «una formidable experiencia de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecer en la fe», «una auténtica cascada de luz»... La palabra que más repitió fue «entusiasmo».

«Agradezco a Dios este don precioso, que ofrece esperanza para el futuro de la Iglesia: jóvenes con un deseo sólido y sincero de radicar su vida en Cristo, permanecer firmes en la fe y caminar junto a la Iglesia», añadió. «Para la multitud de jóvenes, procedentes de todos los rincones de la tierra, ha sido una ocasión especial para reflexionar, dialogar, intercambiarse experiencias positivas y, sobre todo, rezar juntos y renovar el compromiso de arraigar la propia vida en Cristo, Amigo fiel», afirmó.

El Santo Padre detalló cada uno de los momentos de la Jornada, como quien cuenta a sus amigos un viaje que le ha impactado. Así, recordó el «entusiasmo incontenible» de los jóvenes en el acto para recibirle en la Plaza de Cibeles, el «imponente» monasterio de El Escorial, las jóvenes religiosas a las que recordó «la belleza de su vocación vivida con fidelidad y la importancia de su servicio apostólico y de su testimonio profético», su encuentro con los profesores («conscientes de que la Verdad es Cristo mismo»), el Vía Crucis, donde ante la Cruz de Cristo recordó que «ella da más de lo que exige, lo da todo, porque nos conduce a Dios», su cita con los seminaristas, la visita a la Fundación Instituto San José para jóvenes enfermos y discapacitados, símbolo de «miles de voluntarios que dan testimonio silenciosamente del Evangelio de la caridad y de la vida» y la tormenta de la Vigilia de Oración, en la que los jóvenes, «en absoluto atemorizados por la lluvia y el viento, permanecieron en adoración silenciosa a Cristo presente en la Eucaristía para alabarle, darle gracias y pedirle luz y ayuda».

Lema brasileño
Por último, el Papa quiso relatar cómo en la Eucaristía de clausura en Cuatro Vientos los jóvenes «manifestaron su exultación y su alegría de celebrar al Señor en la Palabra y en la Eucaristía, para incorporarse cada vez más a Él y reforzar su fe y su vida cristiana». «El encuentro de Madrid», concluyó Benedicto XVI, «ha sido una estupenda manifestación de fe para España y para el mundo». En cuanto a su fruto espiritual en los muchachos, afirmó: «Estoy seguro de que vuelven a casa con el firme propósito de ser levadura en la masa, llevando la esperanza que nace de la fe. Por mi parte continúo acompañándoles en la oración para que permanezcan fieles a los compromisos asumidos». El Santo Padre aprovechó la audiencia para anunciar el lema de la JMJ de Brasil: «Id y haced discípulos a todos los pueblos».


Después de la fiesta

Cientos de voluntarios han estado ayudando en tareas de recogida de basura en Cuatro Vientos. Además, se ha sabido que el confesionario que usó el Papa lo guardará el arzobispado de Madrid, aunque a su ebanista le hacía ilusión quedarse con él. Las mitras, albas y casullas especialmente confeccionadas para 13.000 sacerdotes y mil obispos se enviarán al Vaticano, desde donde se repartirán a diócesis de países necesitados.