Bruselas

La UE apoya a España

Tras casi dos semanas de nerviosismo entre los inversores, que han empujado a España e Italia hasta el borde del precipicio, la Comisión Europea dio ayer la cara para intentar apagar un incendio descontrolado para el que aún no tiene la manguera lista, es decir, un fondo de rescate europeo con plenos poderes. El responsable europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn intentó ser tajante y al preguntársele si pondría la mano en el fuego por España e Italia, respondió que «no creo que ninguno de estos dos países vaya a necesitar un programa de ayuda», ya que las razones económicas no lo justifican.

Europa aseguró ayer que la economía española «va en camino»
Europa aseguró ayer que la economía española «va en camino»larazon

 «Los [recientes] cambios dramáticos en los mercados son incomprensibles», enfatizó. Por ello, tampoco cree que España deba aprobar una nueva vuelta de tuerca para recortar más el déficit, ya que su economía «está en camino» de alcanzar los objetivos de reducción marcados. «El objetivo debe ser la aplicación» de lo aprobado, sugiriendo que nuestro país sea más contundente con la consolidación fiscal y las reformas. «Aunque muchas de las reformas ya están en curso, al igual que en el caso de Italia, una aplicación contundente es primordial». Así, recordó que la reforma del sector financiero «debe ser completada», y más incisivo fue el toque de atención para el agujero fiscal de las comunidades autónomas, al indicar que la reducción del déficit también tiene que aplicarse «de manera estricta a nivel regional».

Cruzada en los mercados

El empujón de Bruselas para Roma y Madrid no va a impedir la arremetida de los mercados financieros durante los próximos días. Rehn asumió parte de culpa, en nombre de los jerarcas europeos, al haber creado unas expectativas entre los inversores respecto a la crucial cumbre del pasado 21 de julio, llamada a ser la cura definitiva para la inestabilidad que arrastra la eurozona desde hace año y medio. «Hemos tenido dificultad en comunicar el acuerdo a los mercados», confesó el finlandés, quien lo reconoció «como una autocrítica por mi parte». Los compromisos políticos de la última cumbre requieren una transposición técnica con los ritmos de la burocracia europea, que están exacerbando la paciencia de unos brokers que trabajan al minuto. «Había expectativas en los mercados financieros de que todos los elementos se aplicarían inmediatamente», explicó.

En esa cumbre del pasado mes, los líderes de la zona euro acordaron un segundo rescate para Grecia con el que querían detener el foco de inestabilidad de la deuda helena, haciéndola sostenible con una participación de las entidades privadas. Y, sobre todo, acordaron ampliar los poderes de la Facilidad Europea para la Estabilidad Financiera (FEEF), el fondo de rescate dotado con 440.000 millones de euros, para que pueda comprar bonos de los países en apuros e inyectar liquidez de manera preventiva para evitar que un socio llegue al extremo de pedir un rescate. Pero estos cambios, que podrían evitar embestidas especuladoras, todavía se ultiman en los despachos de los eurócratas, que luego deberá recibir el aprobado de los ministros de Finanzas, a principios de septiembre, y finalmente la ratificación de los parlamentos nacionales durante el mismo mes, si se cumplen los pronósticos de Rehn, que prometió que todo el proceso quedaría terminado en «semanas y no meses».

Y mientras el fondo mejorado llega a trompicones, España e Italia seguirán a la intemperie en esta tormenta de verano financiera sin ningún paraguas bajo el que protegerse, sobre todo tras el rechazo del Banco Central Europeo a prestarle el suyo, al no comprar bonos españoles o italianos. Ayer Rehn mostró su «plena confianza» en el BCE, a quien le reconoció un «papel clave» en la crisis.

A pesar de la insistencia de los periodistas, no quiso comentar por qué Fráncfort compró deuda irlandesa y portuguesa en vez de la castigada italiana y española. Pero este salvavidas, el único bálsamo que podría aliviar a corto plazo el acoso a las economías española e italiana, no está totalmente fuera del radar del BCE, aunque el miembro de su consejo, Luc Coene, ya avisó el martes de que ambos países «deben tomar medidas para que tenga efecto» la compra. Italia dio el primer paso al anunciar ayer una liberalización de su economía con la apertura de algunas profesiones, tal y como le pidió horas antes Bruselas. La pelota volvió a la mano de Zapatero, como le recordaron ayer los líderes europeos.


Ordóñez exige actuar con rapidez
La UE no es la única que cree que el Gobierno debe acelerar las reformas. El Banco de España, en su último boletín económico, considera que aunque se ha hecho mucho en materia de trabajo, pensiones o el sistema financiero, la actual situación requiere una «pronta y ambiciosa» culminación de las mismas para contener el contagio. Además, y en línea con otra de las advertencias lanzadas por Rehn, el supervisor avisa de que aunque la consolidación fiscal progresa, las comunidades autónomas muestran un déficit más alto de lo previsto, lo que exige «un ajuste más intenso en lo que resto del ejercicio para alcanzar el objetivo de reducción».