Francia
CRÍTICA DE CINE / «Una dulce mentira»: Enredos a pares
Director: Pierre Salvadori. Intérpretes: Audrey Tautou, Nathalie Baye, Sami Bouajila, Stéphanie Lagarde. Francia, 2010. Duración: 105 minutos. Comedia.
Lo primero que sorprende de esta supuesta comedia romántica no es dónde sucede –una peluquería que podría ser el salón de belleza de la película de Tonie Marshall en la que Tautou y Baye coincidieron por primera vez– ni tampoco las escasas luces de un guión que retuerce un equívoco epistolar –algo así como «El bazar de las sorpresas» sin el genio de Lubistch– para construir un triángulo amoroso presuntamente poco convencional. Lo que sorprende es la antipatía con que se nos presenta al personaje de Tautou, en teoría la heroína de la función, y la crueldad implícita en el juego de simulación que utilizará a su empleado como comodín sentimental.
Las mentiras piadosas que soltamos para hacer el bien se transforman en dardos envenenados que nos pondrán en evidencia, y entonces, en esta comedia de la humillación que hace del malentendido embarazoso su mejor baza, todos sacan a la luz sus miserias. Si la película tuviera más sentido del «timing», si no cargara las tintas en la caracterización de los personajes –la histeria de Tautou, la bondad extrema de Bouajila y, sobre todo, el delirium tremens de Baye, que parece haberse escapado de un manicomio–, podría haber sido un «Adictos al amor» a la francesa.
lo mejor: el momento en que Tautou y Bouajila aterciopelan su relación sin saberse escuchados
lo peor: se supone que la peluquería crea un ambiente propicio para la comedia, pero no es así
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