Policía
Pánico en Vallecas
El barrio de Vallecas protagonizó ayer un día difícil de olvidar. Durante cuatro horas se vivieron momentos de incertidumbre y pánico, que los vecinos sólo pudieron presenciar como simples espectadores.
Un atracador de 49 años de edad que responde a las iniciales de J.C.A.L. entró en el bar Tomás, un local muy conocido en la zona, y encañonó al dueño, del mismo nombre, y a un amigo que se encontraba en el interior. Su mujer Francisca llegaba de sacar dinero del banco y sólo pudo contemplar la escena. Cinco minutos más tarde, la Policía llegó al lugar del suceso y acordonó toda la zona. Se puso así en marcha la operación para negociar con el atracador. Finalmente, tras casi tres horas de secuestro la labor policial dio sus frutos y el individuo salía por su propio pie y se entregaba a las autoridades. El hombre, español, vecino de la zona y sin antecedentes, llevaba un arma de fogueo, con la que amenazó a sus rehenes. Por su parte, éstos fueron trasladados al hospital Gregorio Marañón con contusiones y arañazos, pero en buen estado.
«¡Vete, no entres y llama a la Policía!»
El infortunio sorprendió a un matrimonio de Vallecas en su bar conocido por todo el vecindario como Litos, pero que en realidad llevaba únicamente dos semanas con los actuales dueños. Francisca Antolín, de 40 años, no daba crédito a lo que le estaba ocurriendo. Propietaria del bar Tomás, Paqui había presenciado por unos instantes cómo un hombre de 49 años de edad encañonaba a su marido con un arma. Paqui y su esposo, Tomás Carmona(43 años), estaban con unos amigos en la terraza del local que regentan en la calle Puerto de Cotos en Vallecas. Tomás salió a comprar y cuando regresó en torno a las 18:50 horas, todos se fueron. «Normalmente suelo estar yo en el bar, pero ha coincidido que mi marido estaba y se ha quedado unos instantes sólo», lamentaba Paqui. «Le dije que me iba a hacer unos recados, para pasear un poco», explicó. Se quedó sólo sin saber que iba a vivir las horas más largas de su vida. Un atracador ataviado con una camisa blanca y una pistola de fogueo entró tras él y le encañonó con la misma. El individuo le empujó a él y un amigo que seguía en el bar hacia el interior de la barra. En ese momento entró también uno de los hijos del matrimonio pero Tomás le gritó: «¡Vete, vete, sal corriendo y llama a la Policía!».
Sólo había cien euros
Casualidades de la vida, llegaba su mujer del banco con 600 euros en el bolsillo. Al ver la escena se fue corriendo para alertar a las autoridades, que tardaron cinco minutos en llegar. El ladrón cerró la puerta y le exigió las llaves para encerrarse dentro con los dos rehenes. La Policía desalojó la terraza en la que estaban tres personas de avanzada edad, entre ellas un matrimonio octogenario, y los refugiaron en un portal cercano. «No he visto nada. Llegó la Policía y nos metieron en un portal», dijo una mujer muy alterada y preocupada por su marido. Pasaron las horas y la preocupación de Paqui aumentaba. «¿Qué quiere, qué busca? Si no pasase nada, ¿por qué todo este despliegue?», dijo. «En la caja sólo hay 100 euros. Yo llevo más dinero encima», explicó. Mientras, un negociador mediaba con el atracador, que exigía a las autoridades un chaleco antibalas y un coche en la entrada del bar. Allí se encontraban custodiando los Geos y varios furgones de Policía, además de otros vehículos del SAMUR. Estos últimos tuvieron que atender a Paqui y su hija por un ataque de ansiedad. Pero ellas no podían imaginar que la historia llegaba a su fin. A las 22:30 horas todos los presentes escucharon los aplausos que ponían punto y final a una tarde estresante. El atracador, J.C.A.L, de 49 años, es un vecino de la zona y se entregó tras casi 4 horas en el interior del local, muy alterado pero no opuso resistencia. Los rehenes salieron por su propio pie sin camisetas y fueron atendidos por contusiones y arañazos. Se les trasladó inmediatamente al hospital Gregorio Marañón en un estado alto de nerviosismo.
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