Sindicatos
Sindicatos versus 15-M
Los panfletos, pegatinas y pancartas de UGT y CCOO adornaban las calles de la capital. Un escuadron de limpieza recogió los restos de la manifestación que recorrió ayer desde Cibeles hasta la Puerta del Sol exigiendo un referéndum para votar la reforma de la Constitución. Tarde, porque la reforma ya la aprobaron los principales partidos el pasado 2 de septiembre. Tarde, lo mismo que le recrimina el movimiento 15M a estos mismos sindicatos impasibles ante sus últimas movilizaciones.
Cualquiera que pasase por allí y no supiera de que trataba la concentración, bien podía pensar que reivindicaban los derechos delprofesorado, que pedían la instalación de la tercera república o la instauración de una educación laica. La consejería de educación, situada en pleno corazón de la calle Alcala tapaba su letrero al paso de los manifestantes por miedo a represalias. Lo que en principio era una protesta por el referéndum se convirtió en una manifestación en contra de todo: de los mercados, de los partidos políticos, de la educación y hasta de los propios convocantes, los sindicatos. Unas cien personas encabezadas por el movimiento 15M coreaban «Sindicatos gracias por venir, tarde», «Comisiones y UGT la misma mierda es» y «lo llaman sindicato y no lo es».
La manifestación estuvo encabezada por los secretarios generales de CC.OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, el portavoz de IU en el Congreso y su coordinador general, Gaspar Llamazares y Cayo Lara respectivamente, bajo el lema «Contra la reforma de la Contitución. Referéndum ya!». Tras el recorrido, una plataforma les esperaba en la Plaza de Sol, desde donde lanzaron sus reivindicaciones. Desde ahí, instaron a los parlamentarios a aprovechar los próximos quince días para solicitar su ansiada votación popular. Justo en ese momento las cientos de personas que acompañaban al movimiento 15M irrumpieron en la plaza al grito de «que no, que no, que no nos representan». La voz de los sindicatos se fue apagando poco a poco hasta caer ahogada ante los gritos del movimiento popular. Finalmente tuvieron que disolver su escenario, y los representantes sindicales abandonaron la plaza. La misma plaza que desde el otro lado el 15M exigia como suya .
Una vez disuelta la parte de la manifestación convocada por los sindicatos, la incertidumbre recayo en la parte de los «indignados». Algún que otro valiente sindicalista intentó convencer a los pocos manifestantes que quedaban en la plaza del papel de los sindicatos, pero los «indignados» sólo reprochaban sus acciones y les pedían que convocarán una nueva huelga general «no cómo la de septiembre» recalcaba una mujer allí presente. Por otro lado, algunos aplaudían el éxito de la convocatoria comparandola con las anteriores, y otros advertían de que había que tener cuidado «que hay mucho provocador» señaló una mujer mirando a varios de los presentes.
Dos horas después del comienzo de la protesta algunos miembros del 15M comenzaban a tomar asiento en Sol. Mientras tres o cuatro personas intentaban decidir los siguientes pasos a seguir, la incertidumbre y los rumores comenzarón a expandirse por el lugar que otrora denominaran como su plaza. Algunos exigían el establecimiento de una «asamblea popular» para decidir que hacer, aunque ninguno lo supiera.
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