Holmes: 24 cargos de homicidio en primer grado

Las comparecencias de James Holmes, el único sospechoso de la matanza del cine de Aurora, en Colorado, siguen sin aclarar el terrible motivo que le llevó a armarse durante meses para después abrir fuego contra los espectadores de la secuela de «El Caballero Oscuro» el 20 de julio. Ayer, se presentaron sus cargos formalmente. Holmes fue acusado de 24 cargos de homicidio –dos por cada víctima–, 116 de tentativa de homicidio, además de una por poseer material explosivo y otro más por cometer un crimen violento.

Para mayor drama, el sábado se supo que Ashley Moser, la madre de la víctima más pequeña, Veronica, de tan sólo 6 años, estaba embarazada y perdió al bebé, como informó su familia desde el hospital donde continúa ingresada.

Durante su segunda comparecencia, que duró 45 minutos y estuvo restringida a las cámaras, el autor de los hechos que causaron 12 muertos y 58 heridos sólo dijo «sí» cuando el juez William Sylvester le preguntó si entendía los cargos que se presentaban en su contra. Con el pelo prácticamente desteñido y vestido con el uniforme de la cárcel del condado de Arapahoe, en Colorado, Holmes, aunque mudo, estuvo mucho más espabilado que en su primera aparición en el juzgado el 23 de julio, en la que parecía que iba drogado. Según se publicaba ayer en «The Denver Post», la máxima condena a la que se enfrentaría Holmes, tras conocer sus cargos, sería la pena de muerte, permitida en Colorado. La menor sería cadena perpetua.

Ayer, la defensa pidió a la Fiscalía tener acceso al paquete y al cuaderno que, según Foxnews, Holmes envío a la psiquiatra de su Universidad, la doctora Lynne Fenton, especializada en esquizofrenia. Al parecer, Holmes era su paciente y en el cuaderno, mandado antes de la matanza, había dibujado imágenes que mostraban un tiroteo.

El magistrado puso como fecha la semana del 13 de noviembre para la audiencia preliminar. Aun así, Sylvester propuso el próximo 9 de agosto para responder a una petición de los medios de comunicación para que se levante el secreto del sumario, impuesto por el magistrado el mismo día de la matanza.