Barcelona

El Levante se apropia del rol (0-1)

Arrebata al Betis la condición de equipo revelación de la Liga / Cuarto triunfo consecutivo

JEFFERSON MONTERO Y JAVI VENTA pugnan por el balón en un momento del choque de ayer en el Benito Villamarín
JEFFERSON MONTERO Y JAVI VENTA pugnan por el balón en un momento del choque de ayer en el Benito Villamarínlarazon

 El Levante abandonó el Benito Villamarín siendo líder de la Liga BBVA a expensas del resultado posterior del Barcelona. He ahí el dato. Los granotas cosecharon en Sevilla su cuarta victoria consecutiva. Puede que la más paradigmática, porque el 0-1 del ex bético Juanlu (lo celebró como el último gol de su carrera) ejemplifica el tosco pero efectivo manual de instrucciones de este modesto capaz de arrebatarle a su adversario la condición de revelación del campeonato.

El Betis volvió a mostrar su faz más vulnerable. Segunda derrota consecutiva. Quizá inmerecida, como la de Getafe, pero inamovible por una simple cuestión: falta de contundencia. El juego vistoso, fluido y vertical practicado en las cuatro primeras jornadas pierde vigor, pero con lo hecho en el terreno de juego podría haber dado para siquiera sumar un punto. No fue así. La euforia del arranque se torna en frustración más que en preocupación pese a que tras el parón acontezca la visita al Bernabéu. La inactividad, eso sí, servirá para la terapia en grupo. Trabajo extra para Patricia Ramírez, la psicóloga. ¿Por qué ha perdido el Betis su enjundia, su frescura? ¿Sigue siendo el mismo? Los resultados, por el momento, indican que no.

El que no ha cambiado ha sido el Levante. Su fútbol, quizá deslucido, seguramente rústico, es tremendamente práctico. Pero, sobre todo, efectivo. A falta de figuras sobran peones. En bloque. Sin duda un trabajo de equipo encomiable que, para más inri, halla la recompensa del gol apenas sin esfuerzo. Inercia positiva se llama eso. Ni siquiera hizo falta que la volea de Juanlu en el segundo palo tras el servicio de Valdo fuese a puerta. Ya se encargó Casto con un rebote involuntario. Minuto 32 y 0-1 en la segunda aproximación al área para plantear definitivamente el partido con un estilo defensivo propio. Complementado, además, con la escasez de ideas heliopolitana.

Mel, con hasta tres planes alternativos –«Tenemos B, C y D», dijo tras caer en el Alfonso Pérez– quemó ayer otro. Con Juanma por Salva Sevilla apostó por un 4-4-2 clásico para dar mayor protagonismo a las bandas a priori. Su aplicación efectiva, sin embargo, careció precisamente de efectividad. No es que el Betis jugase a trompicones. No. Su dominio fue patente, pero careció de la profundidad necesaria para generar peligro de manera constante, algo que sí hacía incluso yendo por detrás en el marcador en Getafe.

Con Santa Cruz desasistido, el carácter bullicioso de Pereira no bastaba, y eso que el gallego firmó la mejor ocasión bética sobre el pitido final de la primera parte. La manopla de Munúa desbarató el peligro, pero abrió la puerta de la esperanza verdiblanca con vistas a una sugestiva segunda mitad.

El debut del prometedor Pozuelo (6 goles en 5 partidos con el filial) incrementaba esta sensación en el respetable. Había tiempo para la remontada, creía. Pero también para que el Levante, un muro, no mostrarse resquicio alguno en el asedio. Mel se percató pronto y a falta de media hora ya tenía los tres cambios hechos –el primero de Mario, a los 4 minutos, obligado por la aparatosa brecha en la cabeza tras un golpe con Koné–. Se la jugó el madrileño. Sacudió el ataque en busca de un momento de inspiración, un golpe, capaz de voltear una dinámica obtusa que no sobrepasaba la frontera de la inquietud ajena sin acercarse a los dominios del ¡uy!

Y así se fueron destilando los minutos. El Betis apretaba pero no ahogaba al Levante, desahogado (valga la redundancia) con once tras la pelota y un portero que otra vez sobre la bocina –esta vez ante Nacho– salvó dos puntos para que en la cuenta general luzcan 14. Menudo mérito.


Fiesta nocturna en Valencia

«El Levante tiene claro cuál es su campeonato», mantenía firme Juan Ignacio Martínez. Pero el momento debe disfrutarse. En su fuero interno lo sabe el técnico levantinista. Pero, sobre todo, lo sabe su fiel afición, que no entiende de prudencias tras tanto sufrimiento. Por eso la Delegación de Peñas del Levante convocó nada más confirmarse el 0-1 a todos los seguidores para recibir al equipo en el estadio Ciutat de València anoche para celebrarlo con los jugadores. Una victoria a la que Martínez quiso dar lustre: «La racha que llevamos es superdifícil y máxime ante un muy buen equipo, que el año pasado me metió la del pulpo (cinco con el Cartagena) en Segunda».