Elecciones europeas

Dos locomotoras de pronto frente a frente

La Razón
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El domingo, más de dos millones de franceses votaron blanco o nulo, superando el récord de 1969. Un somero repaso al mapa electoral del Hexágono nos dice que ese voto de protesta –el 5,8 por ciento de los sufragios– procede en su inmensa mayoría de los que optaron por Le Pen en la primera vuelta de las presidenciales. En ellos confiaba Nicolas Sarkozy para darle la vuelta a las encuestas y a ellos iban destinados los cantos de sirena de sus últimos mítines. No ha sido así. La vieja fórmula que combina nacionalismo, inseguridad e inmigración olvidaba un hecho: que Marine Le Pen había entonado una melodía algo diferente, la que explica los males de Francia en «la sumisión al modelo alemán», la «tiranía del euro» y la deslocalización de las empresas por culpa del desarme arancelario. Su modelo era la presidenta argentina, el llamado por Marine «proteccionismo inteligente» de Cristina Fernández. De nada de esto podía hablar Sarkozy. Ahora, Francia cambia su discurso y el recién elegido François Hollande ya ha dicho que no cree en el «duopolio» franco-alemán ni en el «diktat» del pacto fiscal. Merkel se mantendrá firme. Hollande, que es consciente de que a la mayoría de sus conciudadanos, definitivamente, no les gusta Alemania tendrá que negociar con tino: tiene elecciones legislativas en junio y a él también se le puede caer sobre la cabeza el voto nulo. El castigo.