Sevilla
Soldaditos de plomo por Alfonso Ussía
Para vengarse de su propia cobardía, tontísimamente por cierto, han arrestado a cinco soldaditos de plomo
Uno de los grandes problemas de España es la falta de inteligencia. Repito una vez más, y van… la sentencia luminosa de mi añorado maestro Santiago Amón. «En España no cabe un tonto más». Amón provenía del PCE y se sentía de izquierdas. Una de las grandes memeces que imperan en España es creer que la inteligencia es de izquierdas, como ha declarado recientemente un tonto, precisamente de izquierdas. «Los intelectuales son de izquierdas». Lo dicen y se quedan tan panchos. Después surge la relación de los «intelectuales» y llega el pasmo. Permítaseme opinar que los nacionalismos han sido una gran escuela de lerdos.
Lerdos peligrosos, con poder casi omnímodo, y siempre apoyados por esa extraña izquierda periférica tan alérgica a pronunciar seguidas nuestras tres sílabas fundamentales. España. «El Estado», «este país», el «Estado español», y demás disfraces semánticos. Así que triunfa España en la Copa Davis y lo correcto es celebralo de la siguiente guisa: «Me siento muy satisfecho por la victoria de este país», o «el Estado español jugó muy bien al tenis en Sevilla».
Pero la reunión de aprovechados y bobos más numerosa de los últimos años –superior incluso, a la de los «intelectuales» de la Ceja–, se ubica en los aledaños de la «Memoria Histórica», la obsesiva y carísima tontería de un tonto saliente.
Recuperar huesos. Centenares de miles de euros se han gastado por recuperar los de Federico García Lorca en contra de la decisión de su propia familia, y no lo han conseguido. A todos nos gustaría enterrar en soledad y con respeto los huesos perdidos de nuestros muertos, pero no resulta posible. Monumentos castigados, nombres de calles borrados por la incultura. Ese General Merry de Sevilla, héroe de la Guerra de Cuba, condenado a desaparecer por franquista en beneficio de Pilar Bardem… Tontos. Pero lo más divertido que ha protagonizado la «Memoria Histórica» es el arresto de cinco soldaditos de plomo. Extraordinaria y valiente acción justiciera.
Franco, del que jamás fui admirador ni partidario por numerosas razones, es la obsesión de esta gente. Murió en una cama de la Seguridad Social por él creada, y cuando expiró, sus grandes detractores decidieron actuar. Ya era tarde. He visto a Franco embarcar y desembarcar en San Sebastián en centenares de ocasiones. Del «Azor» al muelle y del muelle al «Azor». Llevaba una escolta que hoy se consideraría ridícula, y desde cualquier terraza de San Sebastián, el disparo era seguro. Además, se vestía siempre igual para no confundir a sus escondidos magnicidas. Chaqueta azul y gorra de plato blanca. Así durante treinta años. Nada. Los valientes de la «Memoria Histórica» estaban reunidos y no se dieron cuenta de lo fácil que era terminar con el problema que tanto les obsesiona.
Ahora, para vengarse de su propia cobardía, tontísimamente por cierto, han arrestado a cinco soldaditos de plomo que representan, tres de a pie y dos a caballo, a soldados de la Guardia Mora de Franco. Se encontraban en el Museo del Traje de Madrid. Miden siete centímetros de alto los de a pie y catorce los de a caballo. Son «peligrosos». Según los de la «Memoria Histórica» su presencia en el Museo es una exaltación del franquismo. Los niños que visiten el Museo del Traje pueden ser influídos y perjudicados. Así que arresto y calabozo para los cinco soldados de plomo. Creo que para dejar de ser tontos hay que empezar por no hacer más tonterías.
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