Disturbios
Motín en el centro de inmigrantes de Aluche
Gritos, humo y fuego salían ayer al mediodía de las ventanas enrejadas del Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche. Algo parecido a un motín o una sublevación estalló en las habitaciones que comparten los internos, que sabían que familiares y amigos se encontraban fuera protestando por lo que desde su punto de vista es una injusta detención.
En el exterior, un centenar de manifestantes clamaban por el cierre de estos centros inmigrantes, al grito de «ningún ser humano es ilegal» o «CIES, no». Un fuerte cordón policial separaba a los manifestantes de la fachada del edificio mientras algunos internos intentaban comunicarse con el exterior, consiguiendo sacar las manos a través de las rejas, y agitando prendas blancas, largas tiras de papel higiénico e incluso rosas rojas de plástico.
Los cánticos en contra de la ley de extranjería se mezclaban con los alaridos que exigían libertad desde las celdas, también clamaban contra Zapatero y, sobre todo, contra el Ministerio de Interior (órgano responsable de los CIE).
Los convocados por la ONG SOS Racismo mantuvieron su protesta varias horas en las inmediaciones del centro, al tiempo que los reclusos ya algo alterados prendían fuego a papeles y plásticos en las ventanas.
Nubes de humo denso y pequeños conatos de incendio aparecían intermitentemente, al tiempo que chorros de agua –probablemente de grifos rotos por los internos– saltaban también a la calle, bajo la atenta mirada de la veintena de agentes de la Policía Nacional.
Algunas decenas de las personas que protestaban hicieron varios intentos de acercarse más a las instalaciones pero la Policía se lo impidió. Un hombre de origen latinoamericano que había acudido con su esposa y sus hijos pequeños afirmaba haber estado retenido en este mismo centro, «Seguro que los sacan después al patio, a nosotros cuando quemamos papel nos sacaron afuera y nos ataron las manos entre las piernas para darnos palos».
Mientras tanto, entre aplausos de los presentes, tres mujeres atravesaban el cerco policial y entraban en el edificio para visitar a sus parientes retenidos, aunque para verlos apenas quince minutos tengan que esperar varias horas.
La protesta pacífica se disolvió sobre las tres y media de la tarde y la Policía se retiró de la acera para sólo custodiar la entrada. Sólo entonces las voces, las manos y la rabia de los reclusos volvieron a la oscuridad de sus celdas.
Movilizaciones cada mes
Madrid- La manifestación convocada ayer forma parte de la campaña «Una pegatina contra el CIE» de la ONG SOS Racismo para exigir el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). Los convocantes realizarán movilizaciones los últimos domingos de cada mes desde noviembre frente al CIE de Aluche. Todo esto a pesar de que la delegada del Gobierno, Amparo Valcarce, no se lo está poniendo nada fácil. Según cuenta Marta Martínez Sierra, responsable de la Oficina de Información y Denuncias de SOS Racismo, no les permitían manifestarse en la puerta y pretendían que lo hicieran lejos basándose en que podían provocar disturbios. «Recurrimos esa decisión y nos dieron la razón», igual que en junio del año pasado, «son maniobras para que nadie se entere de lo que pasa aquí», explicaba ayer.
La función de los CIE es alojar a los «sin papeles» hasta que son deportados, pero la realidad, según la ONG, es que es una especie de limbo. La mayoría no son expulsados y vuelven a la calle tras haberles privado de su libertad sesenta días. «Los internos son personas con faltas administrativas, no delincuentes. Además viven recluidos en condiciones inhumanas», relató Martínez. También la Comisión Española de Ayuda al Refugiado denunció públicamente la situación de estos centros y manifestó que los CIE «están pensados como comisarías para unas estancias cortas», pero «funcionan con una dinámica de cárcel».
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