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Y todo a medio gas por Julián Redondo

La Razón
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El Barça tuvo un detalle con el Bayer Leverkusen, le dejó jugar en la mitad del campo. Bueno, jugar, le permitió estar. Alves, Piqué, Mascherano y Adriano marcaron el territorio en el círculo central y disfrutaron de una vista privilegiada del partido que a su compañero Valdés le estaba vedada. Hubiese sido una chulería que el portero se alineara con ellos. Pero pudo hacerlo. Con un dominio absoluto de la situación y de la pelota, con la tranquilidad que le proporcionaba el 1-3 de la ida, el Barça se puso a los pies de Messi y llegó al descanso con 2-0. El primero, una «vaselina» del argentino con la zurda; el segundo, lo de siempre, eslalon por la frontal hasta encontrar el hueco para el disparo. Un gol mil veces repetido que los rivales son incapaces de evitar. Y así, a medio gas, el campeón de Europa fue haciendo camino al andar hasta borrar del campo al tercero de la Bundesliga. Que no se acomplejen en Alemania, al tercero de la Liga, el Valencia, le metió cinco. Es la diferencia que hay entre el Barcelona (y el Madrid, ¡ojo!) y el resto. Una disparidad que Messi ilumina a golazo limpio –¡cinco hizo!– y rubrican canteranos como Tello –40 minutos, dos dianas–. Con tantas luces, las sombras del Barça pasan inadvertidas.