Teatro

Danza

«La Belle»: La Bella viaja al futuro

Les Ballets de Monte-Carlo Música: Chaikovski. Coreografía: Jean-Christophe Maillot. Escenografía: Ernest Pignon-Ernest. Solistas: Anja Beehend, Chris Roelandt. Teatro Real. 6-IX-2011.

Beehend encarnó una perfecta Bella
Beehend encarnó una perfecta Bellalarazon

La potencia de un referente estilístico como el de «La bella durmiente», uno de los ballets del repertorio clásico por excelencia, plantea importantes dificultades de adaptación al lenguaje contemporáneo. Sin embargo, Maillot despliega en «La Belle» un movimiento que casi nada tiene que ver con el original de Petipa: sólo perdura una lejana esencia gestual desprovista de la sensiblería que solía acompañarlo. Resulta admirable que consiga una coreografía visualmente compleja, a pesar de que la densidad de movimientos no es ni de lejos la de otros creadores actuales. Con pocos pasos, Maillot logra una escena compacta y llena, y se permite, por ejemplo, que un ligero correteo de los dos enamorados ocupe el clímax del mítico paso a dos del tercer acto. Tampoco renuncia a estilizar su obra con algunas bailarinas en puntas y el uso de ciertos pasos clásicos como «promenades», «arabesques» y piruetas. Con todo, estas excepciones no hacen el conjunto menos contemporáneo.

La calidad técnica de los bailarines soportó con creces el aparato creado por Maillot, con la única pega de alguna falta de sincronización en el cuerpo de baile, un error cada vez más frecuente incluso entre las grandes compañías. Destacó sobre todos Anja Beehend en el papel de Bella, con una expresión idónea para esta princesa contemporánea: etérea, aterrada, ingenua y malvada, según el momento, dio verosimilitud al conjunto, excelso gracias también a la escenografía y el vestuario. Globos, aros y colores estridentes visten a los bailarines sobre una escena sencilla pero muy efectista y más propia de una ópera que de un ballet. La imagen proyectada sobre relieves y enormes globos como soporte para los bailarines, además de la acertada iluminación, aportaron al espectáculo lo necesario para, desde la modernidad, volver a mostrar esta obra como el cuento de hadas que es.