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Vidas paralelas

La Razón
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El presidente Camps se ha revelado heredero de Juan Sin Miedo. Lo que no sabemos de cuál. Si se comparó con el personaje del cuento, no sale bien parado. Si lo hubiera leído sabría que Juan acabó teniéndolo. Su esposa le despertó tirándole agua fría mientras dormía. Se quedó horrorizado. Conoció el miedo, un sentimiento humano. Si pretendía asemejarse a Juan I, duque de Borgoña, de sobrenombre, Juan Sin Miedo, tampoco queda bien retratado. Este personaje, según las enciclopedias, era feo, de nariz muy larga, boca de expresión seca y una barbilla prominente. Sucedió a Felipe el Atrevido –¿referencia incluida a Zaplana?–, era ambicioso y ambos pésimos administradores que se dedicaban a firmar órdenes de pago futuro. No es por nada, pero me viene a la cabeza el endeudamiento excesivo, Gürtel, Terra Mítica… Tenía un carácter enérgico y desagradable. Duro, cínico, pérfido, áspero, sombrío, enemigo de los placeres –¡vaya con la enciclopedia!– y no reparaba en medios para justificar el fin. Por eso, no dudó en asesinar a Luis de Valois, heredero del trono, a los pocos días de reconciliarse con él. Reconoció el asesinato y se jactó impunemente de ello. No dudó en dar la espalda al rey para aliarse con los ingleses, acérrimos enemigos de los franceses. Hartos de sus traiciones, los partidarios de Carlos VII lo asesinaron. Cien años después, su tumba fue visitada por el rey Francisco I. Un fraile le mostró el cráneo de Juan Sin Miedo y le dijo: Sire, éste es el agujero por el que los ingleses entraron en Francia. Para próximas ocurrencias, una sugerencia: escoja mejor sus mo-delos –no hablo de trajes– porque, salvando las distancias, hay vidas paralelas.