Las lamentaciones de Raúl

La Selección española, otro de sus grandes amores durante más de una década, sigue en el corazón y en la mente de un jugador cuya andadura comenzó con trabajo en San Cristóbal de los Ángeles y sigue así en el este de Alemania.

«Tuve la mala suerte de estar al máximo cuando el equipo no iba tan bien como ahora», confiesa Raúl sobre su paso por «La Roja». «Esta generación es excepcional: reina en el mundo desde 2008... y no ha terminado», declara el ex capitán del Real Madrid.

Raúl asegura que tomó la mejor decisión en su fichaje por el club del Ruhr. «Para mí era vital salir al campo cada fin de semana», señala el jugador a la revista francesa. «Si quería tener tiempo de juego, tenía que marcharme y sólo me interesaba una liga competitiva: Inglaterra, Alemania, Italia o Francia».

Su equipo está lejos de los puestos de cabeza, aunque el español cree que la regularidad terminará llegando al vestuario. Todo pasa, según el «7», por liberarse de la ansiedad. Estas semanas serán cruciales para el futuro del conjunto; en la Liga de Campeones esperan Lyon y Benfica.

La distancia que suponía jugar en EE UU descartó su marcha a Los Angeles Galaxy. En Alemania, el delantero se siente «un cazador de segunda posición». «Soy un goleador, pero también un jugador de equipo», reflexiona el madrileño. En contraposición a los récords de máximo goleador en Europa, Raúl concluye: «Los títulos, al contrario que los récords, no se borran».

n Benítez, en la cuerda floja. La derrota del Inter en el estadio del Chievo Verona (2-1) deja al técnico madrileño en una situación complicada. Los vigentes campeones de Europa son sextos en la liga italiana y ya tienen a los líderes del Milan a nueve puntos. Los dos partidos de Liga de Campeones, ante el Twente y el Werder Bremen, serán cruciales para el futuro del español.


Etoo «confunde» a Cesar con Materazzi
Transcurría el minuto 38 del partido entre el Chievo Verona y el Inter en el Marco Antonio Bentegodi. Etoo, emulando a Zidane en la final del Mundial de 2006, «confunde» al esloveno Cesar con Materazzi y le agrede; los locales ganaban a esas alturas por 1-0. El árbitro no vio la acción, el cabezazo del camerunés quedó impune y Benítez defendió después a su jugador: el defensa le había provocado.