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Teresa Sapey: «Yo no cambio nada sólo le devuelvo la vida»

Teresa Sapey: «Yo no cambio nada, sólo le devuelvo la vida»
Teresa Sapey: «Yo no cambio nada, sólo le devuelvo la vida»larazon

MADRID- A sus cincuenta años de edad, esta arquitecta italiana ha desarrollado prácticamente la totalidad de su vida profesional en Madrid. Entre sus logros, Teresa Sapey cuenta con ocho galardones a sus espaldas y una obra de más de una decena de publicaciones. Participó en el proyecto del Hotel Puerta América de Madrid junto a Norman Foster.
–¿Cómo se siente al devolverle la vida a esta parte de la Estación Norte?
–Me siento muy afortunada de poder plasmar mi trabajo, que está a caballo entre la arquitectura y el arte, en este punto de la estación –en la Cuesta de San Vicente, que estaba muerto. Además, creo que soy la persona idónea para hacer esto.
–¿Cuál es su objetivo? ¿Qué pretende con este proyecto?
–Varias cosas. En primer lugar, lograr otra manera de hacer arquitectura. En momentos de crisis los arquitectos somos muy importantes. En segundo término, poner el dedo en la herida. Hemos hecho cosas muy grandes dejando al lado nuestros orígenes. Hay que volver a las calles y servirnos de lo que hay.
 –Tengo entendido que estuvo trabajando durante tres días a puerta abierta, dejándose ver.
–Sí. La idea era que se pudiese ver la evolución del trabajo, cómo iba cogiendo forma.
–¿Es la primera vez que trabaja en un edificio arquitectónico de esta envergadura?
–En parte sí. Trabajé en el Parque de Vázquez de Mella y, hace unos años, las luces de Navidad de la calle Serrano también fueron mías. Pero esto exactamente no. Aquí hay que diseñar, reparar, conservar...
 –Claro, es que al ser la fachada un Bien de Interés Cultural (BIC)...
–Efectivamente, yo no cambio nada, sólo le devuelvo la vida. La idea fue darle un baño de color y de luz, que la gente piense que pasa algo cuando camine por delante de la Estación. Quiero que durante cinco días los madrileños se ilusionen y se emocionen.
 –Usted tuvo la intención de plasmar el pasado, el presente y el futuro en la fachada de la Estación. ¿En qué sentido y cómo lo consiguió?
–El pasado tiene que ver con su carácter de BIC, puesto que esta categoría nos fuerza a que se mantenga la estructura original. El presente se simboliza a través de la gente. En este momento se devuelve el edificio a los madrileños para su disfrute y se da vitalidad a la Estación y a la ciudad. Y el futuro está relacionado con lo que aquí se está gestando, que es un proyecto en el que se permite conservar y regenerar con dinero privado edificios de interés público
–¿Le parece una buena idea que se utilicen estas construcciones para realizar eventos?
–Por supuesto. Ahora que «papá Estado» no tiene dinero, utilizar el dinero privado para subsanar el patrimonio arquitectónico es perfecto. No es que sea bueno, es «la medida». Es algo maravilloso, porque si la gente conoce, quiere, y si los usamos, los respetaremos más. Hay que adaptarse.
 

La elegimos porque...es la persona que ha resucitado la parte de la Estación Norte que llevaba 20 años inutilizada, con motivo de un acto que organizó la marca J&B. Pero esto no será un punto y seguido, a partir de ahora ese espacio estará disponible para la organización de eventos, aunque hay que correr con los gastos de reparación y conservación.