Castilla-La Mancha
Manuel Cervera por Bartolomé Beltrán
Lo que más me impresiona es encontrar personas que trabajan en su «elemento». Lo definió con nitidez Ken Robinson cuando dijo que hay personas que, partiendo de un talento innato, unen su actividad a una pasión personal. Aquellas que desarrollan capacidades sorprendentes en su interior.
Éste es el caso de Manuel Cervera, el ex consejero de Sanidad de la Generalitat Valenciana. Aporta entre sus méritos el profundo conocimiento de la realidad sanitaria regional y nacional.
Anoto en su haber que se trata del sanitario que más hospitales ha inaugurado en su región, el hombre que con menos recursos económicos ha sido capaz de mantener la paz social en el entorno de las infraestructuras para el bienestar y, finalmente, que se trata de un político de «consenso».
Esta última cualidad la ha desarrollado tanto en su propia comunidad autónoma como con otras regiones gobernadas por partidos políticos bien diferentes. Pueden constatar este hecho tanto Marina Geli, desde Cataluña, como Fernando Lamata cuando dirigía el destino sanitario de Castilla-La Mancha.
No es el momento de hablar, como ya han hecho otros, de sus posibilidades futuras al frente de responsabilidades de primer nivel en la Sanidad española. No es ésta mi intención sino más bien quería resaltar su pasión por la Medicina y su entusiasmo por la Sanidad en un momento en el que, incluso con la ayuda constante de su mujer y asesora permanente, Arancha Vallés, son necesarias las personas capaces de entender lo «macro» y la orfebrería fina.
Por eso, quizás, no tuvo dudas del presidente Fabra, con el consenso de los populares valencianos, ponerle al frente de la lista al Congreso por Castellón. Su voz, ahora ronca por la campaña, se oirá a buen seguro, para defender la Sanidad de los españoles. Seguro.
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