Canadá

Avances en la lucha contra el dolor por José Antonio VERA

Avances en la lucha contra el dolor, por José Antonio VERA
Avances en la lucha contra el dolor, por José Antonio VERAlarazon

La investigación médica lleva años intentando lograr avances en la lucha contra el dolor. Algo que se ha conseguido en buena medida en lo que se refiere al dolor agudo, aquel que es temporal y está asociado a patologías o traumatismos puntuales, con fecha de caducidad. Las nuevas generaciones de analgésicos y antiinflamatorios hacen mucho más llevaderos los episodios temporales en los que, por diferente tipo de razones, tenemos que soportar la presión de un padecimiento intenso que no nos deja vivir, nos incapacita para el trabajo y cualquier otra actividad, y además nos trastoca los nervios y sitúa a las puertas de la depresión. Para el dolor agudo puntual, provocado por cirugías, accidentes o enfermedades que remiten, tales fármacos de última generación son eficaces si bien no están exentos de contraindicaciones para el estómago, el hígado u otros órganos esenciales, y tienen efectos secundaros como sedación o somnolencia.


Temporalmente usados son llevaderos, pero no cuando se trata de un dolor crónico recurrente o permanente, que dura no sólo semanas o meses sino años. La OMS aconsejó durante bastante tiempo la terapia escalonada incluso para estos casos, de manera que los afectados empezaran con el uso de analgésicos comunes, posteriormente emplearan los opiáceos menores, y finalmente los opiáceos mayores. Hoy día los tratamientos han evolucionado desde los analgésicos orales hasta los aplicados por vías transdérmicas o transmucosas. Incluso hay un cuarto escalón que incluye la administración de opióides a través de un catéter colocado en el espacio epidural, o bien con estimulación medular, bloqueos perineurales o técnicas neuroquirúrgicas.


Los opiáceos son sin duda eficaces contra el dolor cruel y agotador, pero generan dependencia o adicción, con manifestaciones, cuando se interrumpe el tratamiento, en forma de hipertensión arterial, taquicardia, dolor abdominal, dolores musculares, diarreas, náuseas, vómitos, estreñimiento, depresión respiratoria, retención urinaria y deterioro cognitivo. Siempre es mejor eso que no nada cuando carecemos de otras armas, pues hay dolores verdaderamente irresistibles e inhumanos. Pero la investigación médica intenta encontrar nuevos instrumentos que permitan evitar el dolor sin generar efectos adversos intensos en quienes lo padecen. En el Congreso contra el dolor celebrado esta semana en Canadá se han estudiado algunas propuestas interesantes.


Desde una molécula no opiácea completamente nueva sin tantas contraindicaciones como los opiáceos, hasta fármacos elaborados a partir del cannabis y parches capsaicina, un componente de los pimientos picantes, el chile, el ají y la cayena, que concentrado en dosis muy elevadas y suministrado a través de parches dérmicos parecen tener un efecto localizado que puede durar hasta tres meses. Existen en la actualidad cremas y lociones de capsaicina, pero nada tienen que ver con su administración en alta concentración en forma de parches cutáneos, según la opinión de los patentadores de este nuevo arma contra el dolor.


Hay que tener en cuenta que el dolor neuropático supone entre el 25 y el 50 por ciento de los casos de visitas clínicas por dolor, luego si se demuestra eficaz será de gran utilidad en determinados momentos que sólo los médicos y especialistas habrán de precisar. En principio la capsaicina en gran concentración parece adecuada para el tratamiento de dolores musculares, articulares y reumáticos, y particularmente contra la neuralgia posherpética.
Según referencias publicadas recientemente por las prestigiosas publicaciones Science y Nature, la capsaicina logra ese resultado porque actúa previniendo la acumulación de la denominada sustancia P en las neuronas sensoriales periféricas.


La sustancia P es un péptido de once aminoácidos considerado mediador primario del dolor en el sistema nervioso. La capsaicina bloquea la transmisión del impulso doloroso impidiendo la acumulación de sustancia P, no interactúa con otros medicamentos y tiene al parecer cierto efecto duradero, si bien puede provocar reacciones alérgicas sobre la piel de aquellas personas que manifiestan especial sensibilidad. Estas y otras novedades en la lucha contra el dolor habrán de ser experimentadas en el día a día, y para ello será fundamental la aportación de las Clínicas de Dolor, unidades especializadas en diagnóstico y tratamiento, donde grupos de especialistas evalúan la adecuación de los diferentes fármacos a las necesidades de cada paciente.