Internacional
Con rigor y firmeza
Tan ruinoso, tan desolador es el legado socialista, que Rajoy va camino de convertirse en una especie de Ave Fénix, el único capaz de hacer resurgir a este país de sus cenizas. El hombre a quien muchos denostaban por no tener carisma encabeza hoy un partido fuerte, presto para dar el cambio. Un cambio de verdad. Lejos quedan los tiempos del «buenismo» zapateril, que dejan una España en medio de una crisis sin precedentes. No sólo económica, sino también institucional, de valores perdidos y fragilidad exterior. Nunca el retrato de un Gobierno fue más desastroso.
El «marianismo» nada tiene que ver con ese cacareado talante, disfraz de una gestión frívola y ocurrente. Rajoy tiene un equipo preparado para afrontar un país hecho trizas. En su programa, ligado a la economía y la creación de empleo, caben ofertas responsables. Un líder serio sabe administrar lo que se tiene, sin cantos de sirena. Y manejar el poder sin que le tiemble el pulso. Ya lo dijo Fernando Abril en sus primeros días en el Gabinete de Adolfo Suárez: la peor forma de tener el poder es no ejercerlo. Zapatero, encima, lo dilapidó, instalado en esas nubes a las que ahora invoca en su retiro. España está como un solar. El Gobierno que salga del 20-N ha de empezar de nuevo el edificio. Las cuentas públicas, el paro, la sanidad, la educación y la política exterior andan por los suelos. Por si fuera poco, le tocará gestionar el llamado proceso de paz con los «batasunos» en el Congreso. Muchos dardos envenenados para el hombre tranquilo y su programa. Apoyado en dos recetas: rigor y firmeza.
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