Cataluña
La Sagrera y el acceso en tren a El Prat penden de un hilo por el tijeretazo
Los reiterados incumplimientos del Gobierno con Cataluña ponen en jaque varias infraestructuras.
BARCELONA- Empezó siendo un rumor. Barcelona sospechaba que el tijeretazo anunciado por José Luis Rodríguez Zapatero el pasado miércoles para hacer frente a la crisis afectaría la construcción de la estación del AVE en la Sagrera. Y como dice el refranero popular cuando «el río suena, agua lleva». Ayer, dos fuentes dieron consistencia a las habladurías. Por un lado, el presidente de la Generalitat, José Montilla, confirmó que el plan de ajuste del gasto público obligará a «reprogramar» el calendario de algunas obras de infraestructuras en Cataluña. Y por otro lado, el conseller de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, puntualizó que el Govern asume que las obras de construcción de la estación de la Sagrera podrían retrasarse un año.
Elegir las obras prioritariasEn la clausura del coloquio «Redes, un viaje por las infraestructuras», organizado en el Palau Robert, Montilla admitió que su equipo tendrá que establecer prioridades en los proyectos previstos, después de que Zapatero, primero, y Antoni Castells, después, anunciaran un recorte de las inversiones en obra pública. El president alertó de que «no se puede hacer todo, ni todo a la vez» y confirmó que «entre los proyectos planificados, habrá que reprogramar algunos y alargar el periodo de ejecución de otros». Es el caso de la estación de la Sagrera o de los accesos ferroviarios al aeropuerto de El Prat, según reconoció Nadal. El conseller no ve problema en que la ejecución de la estación de la Sagrera vaya a «un ritmo más lento». En cambio, rechaza de plano ralentizar la llegada del AVE a Francia, una infraestructura que debería estar lista «hace tiempo». Los reiterados incumplimientos del Gobierno con Cataluña tienen la culpa de que multitud de infraestructuras –viarias y ferroviarias– que deberían estar acabadas pendan ahora de un hilo. Ambas administraciones firmaron entre 2005 y 2006 varios convenios de inversiones por valor de casi 11.000 millones de euros (7.300 para carreteras y 3.500 para ferrovías). En ambos casos, la fecha de cumplimiento expira en 2012. Hoy, a falta de dos años, en lo que respecta a la parte del convenio de carreteras a cargo del Ministerio de Fomento, de las 43 actuaciones previstas, apenas se han finalizado tres (2,8 por ciento de la inversión); en obras hay 13 (20,7 por ciento de la inversión); e inmersas en trámites administrativos siguen encalladas 26 de las 43 (un 76,5 por ciento de la inversión prevista, casi 2.000 millones).El panorama ferroviario tampoco es mucho más alentador. En cuatro años de vigencia del acuerdo, el Gobierno ha finalizado una de las 16 actuaciones previstas (2 por ciento); hay cuatro en obras (13 por ciento) y once en trámites administrativos (76 por ciento y 1.800 millones pendientes). Todo esto sin contar con las infraestructuras que debe pagar la Generalitat y que, presumiblemente, también sufrirán algún tijeretazo.El ministro de Fomento, José Blanco, enumeró las actuaciones que no van a demorarse: el tramo del AVE que debe conectar Barcelona y Francia, «la vergüenza de la A2» entre Tordera y Francia, o los accesos ferroviarios al Puerto de Barcelona. Por ello, hay infraestucturas que ven peligrar su futuro inmediato. En el caso de las carreteras, sigue empantanada la autovía del Mediterráneo (que aglutina diversos nombres según el tramo: A7, B40, C60 o C35); la A27 que une Tarragona con Lleida; o la A14 que va desde Lleida hasta Francia pasando por el túnel de Viella. Respecto a los trenes, más de lo mismo, siguen en el limbo ferroviario actuaciones como el acceso de Cercanías al aeropuerto; el desdoblamiento de la línea Barcelona-Vic; o la nueva línea Cornellà-Castelldefels
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