El otro triunfo del domingo

Entre días y noches de fútbol, miel y rosas, el festival La Mar de Músicas de Cartagena ha arrancado su XVI edición con vientos favorables. La inauguración con el estreno mundial de Afro-Cubism, unión de músicos de Mali y Cuba de la que ya se informó en estas páginas, revalidó que cuentan con la plana mayor de los músicos malienses, que pueden hacer maravillas con sus coaligados cubanos y que hay –o queda– recorrido. La interpretación en trío de cuerdas (Diabaté-Kouyaté-Ochoa) de «Guantanamera», ya en el territorio de lo sublime. Cerró la noche Muchachito Bombo Infierno con el habitual éxito. En segunda jornada, otro enorme ma- liense, Salif Keita, esa voz que parece expresar la sabiduría de los siglos, en un concierto con ganchos de show: pasos de baile de la banda y algún efectismo sin mayor consecuencia. Pero, siempre, la voz de Keita, un fenómeno que podría contarse entre los minerales más duros y, al tiempo, maleables.ConciertazoSi una cantante llega a una plaza y le dicen que esa misma noche hay final de Mundial con finalista del lugar bien podría pensarse que fuera presa de un ataque de nervios. No así la cantante, pianista, guitarrista y compositora americana Melody Gardot, que dio uno de los conciertazos de esta edición, entre el lejano resonar de las bocinas de celebración y los insistentes campanazos a las menos diez. De forma rematadamente brillante defendió su reciente disco, «My one and only thrill», del trato de bossa-nova a «Over the rainbow» (segundo bis) a sumar «A Love Supreme», de Coltrane, a uno de sus temas. Y regaló simpatía sumándose a la fiesta deportiva que conocía. Sombrerazo, Melody Gardot.