Marbella

Pantoja

La Razón
La RazónLa Razón

El mes que ha terminado ha sido el escenario de un fenómeno social. El reencuentro de Isabel Pantoja con su hijo en un plató alcanzó una cuota de mercado del 44,2 por 100. Significa eso que el abrazo de Paquirrín y su mamá fue contemplado por seis millones de españoles. Un «share» parecido al que alcanza una semifinal de la «Champions» cuando juega España. Y un interés colectivo bastante superior al Debate del Estado de la Nación. «Supervivientes» es un programa de éxito, Francisco Rivera es un crack televisivo y Pantoja es la última folklórica de España, pero nada de eso explica del todo el minuto de oro de Telecinco este año. Para mí que en el abrazo entre ambos personajes la audiencia se identificó con la madre. Todas las culturas idealizan el vínculo materno-filial y para un creyente no hay nada como la Madre Celestial. Es la raíz, el vínculo esencial, el que demuestra que dependemos esencialmente y que no nos hacemos a nosotros mismos. Creo que la Pantoja ha sido superlista. Regresó a la cadena que la ha perseguido y se sentó con el presentador que la ha insultado con saña durante años porque, en el gesto de abrazar a su hijo delante de España entera, redimía sus problemas con el fisco, sus líos con el ex alcalde de Marbella y sus cuentas con la Justicia. A partir de este momento, sus faltas le son perdonadas. En el banquillo ya no se sentará Isabel Pantoja, sino la madre de España. A ver quién se salta eso.