Londres
Cameron admite que la rehén británica murió por una granada de EE UU
La cooperante británica Linda Norgrove, secuestrada en Afganistán en septiembre, pudo haber muerto por la explosión de una granada de mano detonada por los militares estadounidenses que trataban de rescatarla, informó ayer el primer ministro de Reino Unido, David Cameron. Por ahora el comandante en jefe de las fuerzas extranjeras en Afganistán, el general estadounidense David Petraeus, anunció la apertura de una investigación.
Durante una rueda de prensa en la residencia oficial de Downing Street, que fue retrasada una hora, Cameron dio a conocer los detalles sobre la suerte de Norgrove después de que las primeras informaciones indicasen que la cooperante había muerto a manos de sus captores. El primer ministro explicó que habrá una investigación anglo-estadounidense completa sobre las circunstancias en las que Norgrove, de 36 años, murió el pasado viernes en Afganistán.
En el primer comunicado divulgado por el Ministerio británico de Asuntos Exteriores, las autoridades habían informado de que la británica, secuestrada el pasado 26 de septiembre, había perdido la vida después de que uno de sus captores hiciera explotar una bomba que llevaba adosada a un cinturón mientras las fuerzas de Estados Unidos trataban de rescatarla en una zona remota de Afganistán.
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