Ciudad Real
«Nati e Isabel Preysler son las más disciplinadas»
–Está usted como un fideo, o no come o se pasa todo el día entrenando...
–Estoy delgada porque como mucho menos, pero sólo llevo dos clases con un entrenador personal, nada más que dos días de mi vida de deporte.
–Entre su clientela hay actrices, marquesas, escritoras, intelectuales... ¿también deportistas?
–También, pero no le puedo decir sus nombres, lo siento. No es que vengan muy asiduamente, pero sí de vez en cuando a hacerse higienes, hidrataciones...
–¿Se puede estar estupenda y en forma sin hacer deporte?
–Pienso que es fundamental saber comer. Y el deporte, moverse, es muy importante, para crear masa muscular,para estar activo... Por eso yo ahora, que tengo tiempo, he decidido empezar, que nunca es tarde.
–Pero hay quien dice, precisamente, que a determinadas edades, mucho mejor poco movimiento y más tratamientos de Maribel Yébenes.
–Desde luego. Es que en el deporte hay que dejarse aconsejar por un experto que sepa la edad que tienes y hasta dónde puedes llegar. Hemos visto muchos desastres. Cada persona tiene que hacer algo, pero no todos los cuerpos son iguales. En todo caso, si uno no hace deporte, yo digo que, a partir de los 45 hay que andar mínimo veinte minutos diarios.
–¿En su clínica se habla de la vida, de nada, o hasta de fútbol?
–De todo o de casi todo, incluido el fútbol, porque hay mujeres que entienden mucho de fútbol.
–¿Y usted?
–A mí me encantaría saber por qué envidio a todos aquellos que les provoca tanta pasión, pero no entiendo absolutamente nada. Y bueno, me siento lógicamente del Real Madrid, pero no soy nada forofa.
–Antes hablábamos de deportistas, pero seguro que usted ha tratado y trata a la mujer de más de un deportista, sobre todo de más de un futbolista.
–Pues sí, pero no te puedo decir quiénes son porque no tengo el permiso de ellas... La verdad es que no se lo he pedido.
–Igual que los equipos rivales en el fútbol, tendrá usted clientas vip que no se lleven bien. ¿Qué hace para que no se encuentren en su centro?
–En alguna ocasión he tenido algunas que no tenían que encontrarse y si me entero de algún caso en especial hago que no coincidan. Tienen que sentirse cómodas en el Instituto.
–Nicole Kidman, Ana García Obregón, Penélope Cruz, Cari Lapique, Nati Abascal, Isabel Preysler... ¿Son todas igual de disciplinadas cuando quieren conseguir resultados olímpicos de belleza?
–No. La más disciplinadas son Nati e Isabel Presysler.
– Todos los deportistas tienen un entrenador, un maestro. ¿Quién ha sido el suyo?
–He sido bastante autodidacta. He tenido muchísimos profesores, pero ningún maestro. Y me hubiera encantado tener alguien que me condujese de la mano, porque me hubiera resultado todo mucho más fácil.
–Por eso usted está entrenando a su hija Miriam, que ya manda en el exclusivo centro de Maribel Yébenes, que acaba de estrenar con puerta a la calle, casi lo mismo que usted, ¿no?
–Pues la verdad es que sí, porque tengo la suerte de que controla muy bien todo, es muy trabajadora, tiene mucha intuición, sabe lo que hay que hacer en cada momento... y yo todos los días le voy explicando cosas para que aprenda todo lo que yo sé.
–¿Hay algún deportista al que le gustaría coger por banda y dejarle más bonito que un San Luis?
–La verdad es que me fijo poco en los deportistas porque no soy yo nada de deporte, pero bueno, a la pobre Marta Domínguez, que ha tenido tantos problemas y que ahora parece que ha salido de ellos, le vendría muy bien una limpieza de piel y algún otro tratamiento específico, porque la piel se marca con el estrés.
En primera persona
«Nací en Ciudad Real, pero ya no digo en qué año. Estoy casada, tengo una hija, me siento orgullosa de mi familia y no me arrepiento de nada. Perdono, afortunadamente también olvido, valoro la inteligencia, pero mucho más la bondad y detesto la mentira. Sé que soy cabezona y muy mandona y que tengo tesón, pero no sé qué más decir de mí misma porque no me doy cuenta de cómo soy... Eso tienen que decirlo los demás. A una isla desierta me llevaría a mi familia. Como de todo: cocido, lentejas, marisco... Y no bebo más de un dedo de vino porque si no me mareo. No estoy en temporada de que se me repitan los sueños. De mayor me gustaría ser una buenísima persona y punto.Y si volviera a nacer sería lo mismo».
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