Sevilla

Parasitismo

La Razón
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Esto de los piquetes es fenomenal. Una pone una tienda –por ejemplo– y paga tasas municipales, impuestos empresariales, iva, recogida de basuras y etcétera. Parte de lo abonado va a los presupuestos y, por esa vía, a los 800 millones de euros que cobran los sindicatos en subvenciones anuales. Las centrales sindicales convocan huelga e instan a los liberados a tirar piedras contra los escaparates de las tiendas o fastidiar las cerraduras con silicona. De esa manera se cierra un círculo que consiste en trabajar para pagar el descanso que otros emplean en fastidiar tu trabajo. La vía puede incluso ser más directa: me han dicho en Sevilla que el delegado de Economía y Empleo del Ayuntamiento y el director de Juventud y Deportes participaron en los piquetes que destrozaron el mobiliario de un local en la calle Alfonso XII. Perfecto. Eliges representantes y ellos impiden el ejercicio comercial con el que pagas sus sueldos; es decir, el día de huelga trabajas tres veces: para sacar adelante el negocio, pagar autoridades y sindicatos y reparar los destrozos que causan en tu tienda. No le veo la justicia al asunto, pero además lo encuentro vejatorio. No sé por qué los dos cargos públicos hispalenses siguen en su puesto a día de hoy ni por qué ha habido tan escasas detenciones. Tampoco comprendo por qué los de las tiendas han de pagar los desperfectos y seguir contribuyendo a las arcas de los sindicatos. Al menos, los damnificados por los piquetes podrían verse eximidos de pagar la cuota sindical. El círculo descrito concuerda con la definición de parásito que proporciona la RAE: «Dícese del organismo que vive a costa de otro alimentándose de sus sustancias y depauperándolo sin llegar a matarlo».