Lorca

Derechos o dignidad por José Clemente

La Razón
La RazónLa Razón

El duro y seco latigazo propinado a la sensible y tostada epidermis de Lorca al filo de las siete de la tarde de hace ahora un año todavía mantiene abierta una herida que, a buen seguro, tardará muchos en cauterizar. La violencia de la madre naturaleza desatada se cobraba la vida de nueve de personas y causaba heridas a varios miles de ellas, al tiempo que dejaba sin hogar a casi la mitad de los habitantes de la Ciudad del Sol. Lo peor no había hecho más que empezar, porque al abrigo de la tragedia fueron muchos los políticos oportunistas a quienes faltó tiempo para hacerse la foto de las elecciones autonómicas del 22-M, cuya campaña acababa de arrancar. Y digo políticos oportunistas en el Gobierno central porque otros, como Ramón Luis Valcárcel, pidieron el imposible con un plan similar al del «Prestige» para que la reconstrucción de Lorca no quedara empantanada y a merced de las luchas políticas, como así fue. El PSOE perdía las elecciones; Zapatero renunciaba a continuar y convocaba, a renglón seguido, las generales para el 20-N, donde definitivamente se produjo el hundimiento del «Titanic» socialista. Lorca quedó olvidada, pero no para los murcianos y su Gobierno, que continuaron luchando para que llegaran los dos mil millones que Lorca necesitaba para erguirse de nuevo. Agradecen los lorquinos el apoyo de todos, pero su reconstrucción no debe ser sólo un gesto de solidaridad, pues tienen el derecho a levantarse con la cabeza bien alta y sin complejo alguno. Los lorquinos saben bien quién le ha apoyado de verdad y quiénes no, y con eso les basta. Tienen la suerte de contar con un alcalde como Francisco Jódar, que no ha parado de pelear por los suyos un solo día, y, ahora, con un Gobierno central y autonómico volcados en su reconstrucción y eso pondrá a Lorca de nuevo en pie. Y ya lo verán que no se trata sólo de dignidad moral, porque como dice Marshall Mcluhan, esa es una técnica para arrebatar al idiota de sus derechos.