Comunidad de Madrid
Postzapaterismo
El postzapaterismo ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Un gobierno, un líder político, una doctrina ideológica, un régimen entran en una fase póstuma en el momento en que sus representantes empiezan a hacer como que ya no lo representan y a insinuarse como sucesores para el día después. En el PSOE empieza a haber tortas para entrar antes por la estrecha puerta de ese mañana cantado y testamentario. Ya no se sabe muy bien si Trini Jiménez y Tommy Gómez se están postulando para la candidatura de la Comunidad de Madrid o para la de Secretaría General de su partido. La primera siempre ha sido una delfina virtual, una fontanera en la sombra con vocación de tapada, y el segundo ya se está publicitando descaradamente como alternativa «a la cultura de la imagen y a la del pelotazo», esto es matando dos pájaros de un tiro: el zapaterismo y el felipismo. Tomás Gómez, como Pepiño Blanco, como Bono lanzando puyas contra este último, lo que está haciendo es autopromocionarse para la salida del funeral. Otra cosa es que el entierro tarde lo suyo en llegar porque España es un país muy aficionado a las agonías y a los velatorios. Nos gusta alargar el «pre» y el «post» de las muertes políticas. Y nos gusta negarlas. Las negamos por reverencia al poder y así luego tenemos ex ministros franquistas que dicen que «Franco se tenía que haber ido diez años antes» o nacionalistas que ponían a caldo a Arzalluz y a Ibarretxe entre bastidores esperando el momento de sucederlos. Corremos el peligro, sí, de convertir el postzapaterismo en «tardozapaterismo».
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