Alicante

Ponce y Castella abren la primera puerta grande de la nueva plaza de Villena

La Razón
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Veinticinco años después, la ciudad de Villena (Alicante) pudo disfrutar de una nueva plaza de toros. Un coso moderno, funcional, multiusos... pero sin corrales ni enfermería. Dos deficiencias que se pretenden subsanar en una segunda fase. Más urgente sería arreglar la falta de casta del ganado que se lidie en este nuevo coso. En el festejo inaugural los toros de Alcurrucén, desiguales de presentación, blandos –varios de ellos mansos– aunque en general manejables, dejaron bastante que desear.

Enrique Ponce (oreja y oreja) sólo necesitó de una serie para meter en el engaño a su mansísimo primero y anduvo como de tentadero con el más ofensivo cuarto.
Sebastián Castella (dos orejas y oreja tras aviso) fue de más a menos con su vibrante primero, con el que no se salió para nada de su guión habitual. Más torpe, sin aclararse, estuvo con el quinto, que le levantó los pies del suelo.

Quizá el lote más deslucido le correspondió a Alejandro Talavente (oreja tras aviso y ovación tras aviso), que a base de ganas y voluntad sacó todo lo que tuvo su primero y no desesperó con el muy parado toro que cerró plaza, arrancándole los muletazos uno a uno en una faena de la que perdió su premio por usar mal los aceros.