Balón de Oro
Khedira aparta a los «jugones»
El alemán está recuperado y en él confía Mourinho ante el Borussia para encarrilar la «Champions»
Madrid- Se le preguntó a Mourinho antes del último clásico si Özil y Modric pueden jugar juntos. Contestó que claro que sí, y ayer lo demostró ante el Celta. Pero ante el Barcelona, sus planes eran otros: Khedira. Como casi siempre. Lo del sábado fue un experimento coyuntural, propiciado por la baja del alemán y la necesidad de proteger muscularmente al eléctrico Di María, tras la fatiga de jugar dos partidos con la albiceleste y un vuelo transoceánico que aterrizó en Madrid a algo menos de 48 horas del partido liguero. Como el rival lo permitía, «Mou» quiso probar algo nuevo: el toque, y apostó por los «jugones». Pero, para su desesperación, tuvo que desarmarlo al descanso. Kaká le estaba fallando.
El brasileño se estorbaba con Özil y éste con Modric. Todos por el centro, sin permuta posible por la banda derecha, a excepción de Cristiano, y lo que debería haber sido una mayor circulación de balón, dejando de lado la veloz verticalidad habitual madridista, se convirtió demasiadas veces en un sinsentido en el centro del campo, descoordinación en el último pase e, incluso, pérdidas del balón que no son frecuentes.
Echó de menos, a buen seguro, Xabi Alonso y, sobre todo, Mourinho, a su escudero fiel: Khedira, del que el tolosarra tuvo que obrar frente al Celta y no es ajeno al valor del «6» madridista a su lado. Ese tipo de jugador al que todo entrenador le gusta tener: un portento físico, de calidad técnica, inteligente y que siempre se sacrifica. Como es el caso.
Sami Khedira, como Mesut Özil, deslumbró en la Eurocopa sub-21 de 2009, en la que Alemania resultó vencedora. Joaquim Löw tomó nota y lo llevó a Suráfrica. No sólo jugó todos los partidos del Mundial, sino que su valía y la madurez con que afrontó el reto y la responsabilidad apartaron definitivamente a Michael Ballack de la selección de Löw, que fue tercera del mundo gracias a un gol de Khedira.
Precisamente, la diferencia de su juego con la selección –más ofensivo– o con el Real Madrid es el motivo de que aquí en España se le haga de menos. Su función a las órdenes de José Mourinho es menos populista. Tiene menos prensa que otros en su posición porque Khedira es un medio de brocha gorda comparado con Javi Martínez, por ejemplo, y mucho más que el fino estilista Sergio Busquets. Sin embargo, el madridista de origen tunecino hace las mismas faltas por temporada que el ahora jugador del Bayern de Múnich y la mitad que el barcelonista.
En el Real Madrid, Khedira cumple a la perfección lo que le pide su técnico. Un fútbol sencillo, preciso y rápido, al que su sacrificio le impide disfrutar de la faceta ofensiva que demuestra frente a Schwensteinger como internacional, más próxima a la de Xabi Alonso. El «14» madridista es el cerebro, pero Sami es el que desahoga al resto del equipo. Su capacidad para tapar los espacios que se crean a espaldas de sus compañeros le convierten en un jugador insustituible.
Por eso, cuando ayer Khedira pudo entrenarse con normalidad con el resto del grupo y la sobrecarga que le impidió jugar el Alemania-Suecia del pasado miércoles parece superada, nadie duda de que el alemán echará a un lado a los «jugones» y será el elegido para escoltar a Xabi Alonso frente al Borussia Dortmund. En tierras germanas, el Real Madrid se juega encarrilar con muchas garantías su grupo de la Liga de Campeones, caso de una nueva victoria y sumar ya nueve puntos.
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