Francia
La izquierda francesa se moviliza
Hollande gana la primera vuelta de unas primarias socialistas con alta participación, pero deberá batirse a Aubry en una semana
Independientemente de los resultados, los socialistas franceses ganaron ayer su apuesta democrática. La participación en las elecciones primarias «abiertas» superó ampliamente sus expectativas y, por tanto, el listón del millón de personas que se habían marcado como signo de éxito.
Con cerca de dos millones y medio de participantes, la izquierda francesa se movilizó ayer acudiendo masivamente a la convocatoria de unas primarias «ciudadanas», abiertas a militantes pero también simpatizantes y que nunca antes se habían celebrado en Francia para designar el candidato de una formación política a la Presidencia de la República. El seguimiento mediático suscitado en los tres debates televisados se confirmó ayer en las urnas.
También se confirmó el orden de llegada que desde hace meses pronosticaban los sondeos. Aunque con un margen inferior al 10% vaticinado entre los dos candidatos clasificados, François Hollande (41%) y Martine Aubry (29%), se disputarán la investidura socialista el próximo domingo en la segunda vuelta y al término de una campaña que empieza hoy y se prevé mucho más ofensiva en el plano ideológico y personal.
En su discurso, Hollande apeló al respaldo «más amplio posible» de su candidatura, autoerigiéndose en el «candidato del cambio», mientras Aubry aseguró encarnar «la izquierda dura» necesaria para ganar «a una derecha dura».
Por detrás y en tercera posición, Arnaud Montebourg, representante del ala izquierda más radical del Partido Socialista, que ha hecho de la «desglobalización» el leitmotiv de su campaña y que se ha convertido con un resultado del 17% en el «tercer hombre» de esta elección y en la llave de la victoria. Codiciados, sus votos, que se van a cotizar caros en términos de negociación, ya fueron anoche cortejados por Aubry.
Con un 7%, la candidata socialista de 2007, Ségolène Royal, que reconoció unos resultados «decepcionantes», vio ayer esfumarse sus aspiraciones presidenciales, y confirmado su declive.
A falta de saber si los perdedores darán consignas de voto para la segunda ronda, los socialistas esperan revalidar esta afluencia de participación durante la segunda vuelta para dotar al futuro candidato que se disputará el Elíseo en 2012 con el presidente saliente, Nicolas Sarkozy, de una mayor legitimidad. También analizan este éxito como la expresión de un rechazo manifiesto hacia el actual poder y un deseo de alternancia.
Aunque exitosa en términos cuantitativos en el electorado de izquierdas, la conservadora UMP relativizaba ayer el alcance de esta movilización ciudadana. «En un país con 45 millones de inscritos en las listas electorales, supone que sólo un 4% ha ido a votar y un 96% ha preferido quedarse en casa», analizaba irónicamente el secretario general del partido, Jean-François Copé.
Pese a los temores de fraude electoral, a imagen de lo sucedido en el congreso socialista de 2008 y que opuso abiertamente a Aubry y Royal en la lucha por la dirección del partido, la jornada transcurrió ayer sin mayores incidentes gracias a las numerosas precauciones previstas. Hasta tres modos distintos de comunicar los resultados: telemáticamente a través de un bolígrafo electrónico; mediante las tradicionales actas y vía telefónica a través de un sistema protegido.
La oportunidad perdida de DSK
El de ayer iba a ser su día, pero Dominique Strauss-Kahn tuvo que aparcar sus ambiciones políticas cuando una camarera guineana le acusó de violación y agresión sexual el pasado mayo. DSK, que era el líder socialista mejor posicionado para ganar a Sarkozy en 2012, participó ayer en las primarias de su partido. «No es ningún secreto. He votado por Aubry», dijo a la salida del centro electoral de Sarcelles.
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