Zaragoza
Patricia Pérez florista: «Las espinas llegaron con tanto papeleo»
Orquídeas, margaritas, claveles... La floristería de Patricia es un negocio familiar, pequeño, pero lleno de color y detalles.
No sólo vende flores, vende ilusiones, un regalo que en forma de ramo se convierte en mensaje, en perfume, en poesía. De nueve de la mañana a nueve de la noche no cuelga el letrero de cerrado. «Buscamos formas diferentes de llegar al público», asegura. Pero montar la floristería no fue un camino de rosas... «Cuando decidí crear este negocio me encontré con el elevado coste de los alquileres. No fue fácil encontrar un sitio para sacar adelante este sueño».
En la zona de Delicias, una de las más concurridas de Zaragoza, se mezclan personas de diferentes edades y culturas por ello «vendemos desde lo mas barato a lo más caro. Así hay más posibilidades de llegar al público». Las espinas llegaron con los trámites burocráticos y las dificultades para contratar personal cualificado. «Cuesta mucho hacer el papeleo, por eso trabajamos con una gestoría para que nos lleve estos temas». «Somos tres en la floristería, pero resulta trabajoso encontrar gente que entienda de esto. Lo nuestro es dar servicio, pero lo hacemos de una manera especial, como las flores, porque son un regalo de impulso». Les gusta asesorar minuciosamente a los clientes, siempre les dice que sí, y luego estudia la manera de cumplir los sueños en forma de flor.»
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