Pandilleros en prácticas por Alfredo Menéndez

Cuando uno saca pecho, a veces pasa, te lo hunden para dentro de un golpe. Y cuando llevamos más de dos años, desde febrero de 2010, diciendo que no hay actividad de bandas y que con aquella gran operación contra la cúpula de los Latin King podíamos darlo todo por desarticulado, llega la realidad y te pone colorado. No te mete el pecho para dentro. Hace algo peor: te lo atraviesa con una botella de ron rota y te deja tirado en la calle en pleno Puente de Vallecas como le pasó a Ramiro hace 10 días. El autor material era Ñeta. El muerto lo ponían los Latin. Y entre medias toda una patulea de pandilleros en prácticas, aspirantes becarios a mafiosos, chapuceros del mal, que en lugar de novatadas para ingresar en el siniestro club se dedican a sembrar el miedo en la calle.
Hay algo peor que una banda latina. Y es una banda latina a medias, descabezada, sin orden y con una cúpula sin contrato fijo. Cuando caen los líderes se quedan los mediocres. Y aunque esto suele allanar el camino para el trabajo policial –se pilla antes a un miserable mediocre que a un miserable listo– el reloj de la cuenta atrás para la venganza de los Latin contra los Ñetas en Vallecas ya está corriendo.