Bruselas

Italia en libertad vigilada

La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) van a supervisar que Italia cumpla los compromisos adquiridos en la cumbre de la zona euro de la semana pasada, en particular el ajuste para dar sostenibilidad a sus cuentas públicas, indicaron hoy fuentes europeas.

El presidente de EE UU, Barack Obama, conversa con la canciller alemana, Angela Merkel, antes del inicio de la segunda jornada del G-20
El presidente de EE UU, Barack Obama, conversa con la canciller alemana, Angela Merkel, antes del inicio de la segunda jornada del G-20larazon

Cannes- La cumbre celebrada por el G-20 en Cannes acabó sembrando más dudas de las que pretendían aclarar los líderes de los países más poderosos del planeta. La falta de acuerdos sembró nuevas incertidumbres en los mercados, y para colmo, el único resultado tangible, la tutela de la economía italiana, evidenció el temor que inspira entre sus socios la «irresponsabilidad» de Roma.

La UE y el FMI tendrán la lupa puesta sobre Italia, candidata cada vez más evidente a un contagio de la crisis griega. Una suerte de tutela a la que Berlusconi recurrió en un intento de recuperar crédito internacional.«Il Cavaliere» ofreció la posibilidad y los socios del G-20 la aceptaron sin dilación, ante el negro panorama que se dibuja en el horizonte. También pusieron a su disposición ayuda financiera, ayuda que «Il Cavaliere» rechazó.

 «Italia ha decidido, por iniciativa propia, pedir al FMI que supervise la aplicación de sus compromisos», anunció ayer José Manuel Durao Barroso, presidente del Ejecutivo comunitario. Una comisión de Bruselas y del Fondo acudirá cada tres meses al país transalpino y realizará la primera visita la semana que viene. La base del examen será la carta que Berlusconi envió la semana pasada a Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo. La misiva contenía una relación de medidas que el mandatario pretendía poner en marcha para reducir su deuda y estabilizar la crisis deficitaria.

La tragedia griega
Tras la tragedia griega, sucede el drama a la italiana. Dos escenarios que no estaban en la agenda de la cumbre y que han marcado durante dos días las negociaciones de un G-20 que ayer se cerraba en Cannes con un balance menos exitoso del que Nicolas Sarkozy esperaba para consolidar su estatura internacional y realzar su popularidad interna a seis meses de las elecciones presidenciales francesas. Pese al afán por sacar pecho por los acuerdos alcanzados, principalmente la adopción de una respuesta global a favor del crecimiento mundial y la creación de empleo en la que las economías excedentarias contribuirán estimulando su consumo interior y las rezagadas, reduciendo sus déficits, el líder galo tuvo que encajar ayer varios fracasos. La crisis de la eurozona y la incertidumbre respecto a la moneda única, avivada por la tormenta griega, impidieron arrancar a los países emergentes del G-20 un acuerdo concreto para aumentar los recursos del Fondo de Estabilización Financiera.

China dice no
Francia esperaba convencer al socio chino y a otras economías emergentes con abultadas carteras de inversión, pero ninguno se ha comprometido a desembolsar un euro de manera individual. La única contribución posible será a través del Fondo Monetario Internacional, pero mediante una fórmula, por el momento inexistente, y que será estudiada en febrero según explicó Sarkozy.

El comunicado sí recoge el consenso de los Veinte para reforzar los recursos del FMI. Entre las opciones contempladas, aportaciones bilaterales y voluntarias, ya que la idea de un aumento generalizado sigue topando con la oposición de EE UU. Además, una «recapitalización» del FMI no parece urgente. «Los recursos son suficientes para responder a las demandas financieras de los Estados miembros» dijo Lagarde.

Además, el G-20 acordó la publicación de una lista de 29 entidades que, por su tamaño, implican un riesgo sistémico y otra con los países considerados paraísos fiscales. Sarkozy tuvo que renunciar a su proyecto de gravar las transacciones financieras con un impuesto destinado a financiar el desarrollo, y conformarse con que la declaración reconociese las iniciativas de algunos miembros en este sentido.

 

Fracasos y logros del g-20
1.- Fondo europeo: El G-20 no consiguió arrancar a los países emergentes un acuerdo concreto para que invirtieran en el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF). Francia esperaba convencer a China y a otras economías emergentes con abultadas carteras de inversión, pero ninguno se ha comprometido a desembolsar un euro de manera individual.
2.- Participación del FMI: La única contribución posible a este fondo vendrá por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). Eso sí, mediante una fórmula aún inexistente, y que será estudiada en febrero, según avanzó el presidente francés Nicolas Sarkozy. Algunos países han dicho que colaborarán, mientras que la aportación de otros dependerá de la forma final que adquiera el sistema.
3.- No gravar las transacciones: Sarkozy tuvo que renunciar a su ambicioso proyecto de gravar las transacciones financieras con un impuesto destinado a financiar el desarrollo.
4.- El yuan no se toca: Entre otros tímidos avances, el «compromiso» de China de flexibilizar el tipo de cambio de su moneda, mantenida artificialmente baja por Pekín para favorecer las exportaciones, o el aumento de la producción agrícola mundial para corregir los desequilibrios.
5.- Plan de estímulo: El G-20 aprobó el Plan de Acción por el Trabajo y el Empleo que permitirá, si se aplica en su totalidad, crear entre 20 y 40 millones de empleos en el mundo en cinco años, con una subida del PIB del 1,5%.

 

Las bolsas se desploman por la falta de acuerdos
Los pocos avances cosechados en la cumbre del G-20 tumbaron ayer las bolsas de las principales plazas europeas. La prima de riesgo del bono italiano, su diferencia con el «bund» alemán a 10 años, alcanzó los 455 puntos, muy cerca de su máximo desde la creación de la moneda única, mientras que la prima española subió hasta los 373 puntos básicos, desde los 359 de la víspera. El Ibex perdió un 1,33% al cierre del mercado, hasta los 8.596 puntos. Pero las caídas fueron mayores en la bolsa de Fráncfort (-2,72%), París (-2,25%) y Milán (-2,66%).