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Sobre la higiene por Marina Castaño

Sobre la higiene por Marina Castaño
Sobre la higiene por Marina Castañolarazon

Hace unos días vimos un documental en televisión en que el reportero, luego de un largo viaje por aire y por tierra, recalaba en un pueblo de la estepa siberiana en donde las temperaturas alcanzan en invierno los setenta grados bajo cero. En esas condiciones, y siendo un pequeño pueblo donde, curiosamente, apenas se dan casos de endogamia, podemos imaginar que no existe el agua corriente y el retrete consiste en un agujero en una caseta de madera donde el olor es insoportable, aun en los meses más gélidos en que, por congelación, no debiera ser así.

Pero dejemos las cuestiones escatológicas y vayamos a la higiene personal, tan imprescindible a la hora de mantener unas relaciones sexuales adecuadas: nadie quisiera imaginar lo que tiene que ser el que la piel no reciba el contacto con el agua durante meses y meses, y suponer lo que puede ser un encuentro sexual en esas condiciones, no ya sólo por el aroma de la cabeza (que huele muy fuerte) y el cuerpo, sino, y lo que es peor, el de las zonas erógenas.

Es de suponer que la temporada de los fríos será también temporada de abstinencia para este pueblo siberiano, aunque hay razas inmunes a determinadas infecciones por razón de hábitos de vida, porque si hay algo que se recomienda para una vida sexual adecuada es una higiene impecable por parte de ambos miembros de la pareja, tanto antes como después del acto. Ni falta hace comentar en qué consisten, pues las normas generales son de sobra bien conocidas. Es una forma de respeto hacia nuestro propio cuerpo. Y hacia la persona que tenemos al lado.