Novela
Jóvenes y prensa de espaldas
Tratar de hacer un periódico buscando únicamente a la población más joven puede provocar una pérdida de lectores «adultos»
Más allá de crisis y de revoluciones tecnológicas, uno de los principales problemas con que se encuentran los diarios y revistas es la falta de hábitos de lectura de prensa entre la población más joven. No es preciso acudir a estadísticas ni a informes para darse cuenta de algo así: basta darse una vuelta por cualquier facultad para comprobar que ni siquiera los universitarios son lectores de publicaciones, sean éstas del tipo que sean.Según un estudio de Miguel Túñez, doctor en Periodismo y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela, «la penetración de periódicos en papel en jóvenes y adolescentes desciende progresivamente cada año y la media de edad de los lectores aumenta. Las cifras relativas crecen pero, en términos absolutos, en diez años se han perdido 150.000 lectores menores de 24 años».Aunque las empresas editoras han tratado de poner en marcha iniciativas dirigidas a captar a ese público, hasta ahora no están dando resultados palpables. Según Túñez, esto se debe, entre otras cosas, a que «prácticamente todas son apuestas por mejorar los índices de aceptación y compra del producto, pero rara vez se centran en acciones concretas que supongan un giro visible en la oferta de contenidos o un cambio en los criterios de jerarquización». «Más allá de suplementos semanales –continúa– es difícil encontrar en las cabeceras españolas un guiño en el temario diario dirigido al sector social en el que se encuentra su cartera de clientes del futuro: los jóvenes. El público juvenil se mantienen en las cifras relativas pero mengua en cifras absolutas de lectores/compradores de diarios en parte porque están ausentes como destinatarios de contenidos, aparecen en los medios como protagonistas de acontecimientos que recrean estereotipos de juventud y son ignorados en las estrategias de marketing directo e indirecto (a pesar de que está considerado un sector que gasta en productos efímeros, como podría considerarse el diario».El problema es que el perfil de los grandes diarios es muy generalista, es decir, está enfocado a un público muy amplio de todas las franjas de edad y de todos los sectores sociales, de modo que tratar de hacer un periódico buscando únicamente a la población más joven puede provocar una pérdida de lectores «adultos». Además, los lectores jóvenes crecen y, por tanto, dejarían de ser potenciales compradores. ¿Qué hacer entonces para atraer a esos jóvenes? Evidentemente, no hay soluciones milagrosas, pero quizás sí es cierto que lo más importante es crear el hábito de la lectura. Por este motivo, no son pocos los periódicos que se reparten de forma gratuita en las facultades como forma de atraer a ese público; fomentan la elaboración de publicaciones escolares con la colaboración de los profesores; regalan suscripciones a centros escolares para que la prensa esté presente en las aulas desde edades tempranas...Es de destacar la iniciativa puesta en marcha por la Generalitat de Cataluña que, por tercer año consecutivo, regaló una suscripción anual a una publicación de entre un catálogo de 80 a quienes cumplen 18 años. Este año serán más de 60.000 los beneficiados. Se trata de una medida similar a la que puso en marcha el Estado francés el pasado año, por la que regalaba una suscripción anual a los jóvenes de entre 18 y 24 años a un periódico a elegir entre 59 cabeceras propuestas. El coste de este proyecto fue de cinco millones de euros abonados entre el Gobierno y los editores. Paralelamente, la Asociación Mundial de Periódico (WAN en sus siglas en inglés) organiza cada año un concurso que premia las iniciativas llevadas a cabo por publicaciones de todo el mundo de cara a fomentar la lectura de prensa entre los más jóvenes. El diario brasileño «Zero Hora» es uno de los galardonados por su incesante labor en este sentido.
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