Literatura

Barcelona

«Para escribir de Barcelona evito la estética de suplemento dominical»

El escritor regresa a la narrativa de ficción con su nueva novela "El día de mañana"

El escritor Ignacio Martínez de Pisón
El escritor Ignacio Martínez de PisónlarazonLa Razón

En sus libros anteriores hay una voluntad de mirar al pasado, especialmente la Guerra Civil, como hizo en su novela «Dientes de leche» o en su ensayo «Enterrar a los muertos», al igual que ha hecho en algunas de las antologías que ha firmado sobre literatura española del siglo XX. Con su nueva novela, «El día de mañana», editada por Seix Barral, también mira atrás, en este caso a la Barcelona del franquismo.

- ¿Por qué mantiene esa voluntad en su obra literaria?
- El presente no se puede explicar sin el pasado. Nosotros somos producto de lo que fuimos en el pasado, por eso me gusta remontarme hacia atrás. De esta manera podremos encontrar las claves para nuestro presente. Por mi parte, también hay una intención de seguir los cambios que ha vivido la sociedad española durante el último medio siglo. Por ejemplo, la Transición fue el último gran cambio de nuestra historia. En ese momento se consiguió el cambio más importante en el paso de una sociedad a la democracia. Todo eso me interesa narrarlo.

– En «El día de mañana» usted trata el tema de los chivatos, los confidentes de la Brigada Social, la policía del régimen franquista, algo que apenas ha sido tocado por la literatura contemporánea.
– Sigue siendo un tema muy difícil de documentar. La confidencialidad de los que trabajaron en la Brigada Social hace muy complicado poder investigar todo esto. He preguntado a ex policías para saber cómo se captaban, cómo funcionaba este sistema que permitía que cada policía tuviera su propio confidente. Me intrigaba mucho cómo se desarrollaba esta amistad entre ellos.

– ¿Por qué la literatura no se ha interesado hasta ahora por el tema que surge en las páginas de su nueva novela?
– La Transición está empezando a interesar ahora. El otro problema con el que nos encontramos es que nadie ha sabido explicar cómo funcionaba la Brigada Social desde dentro. Los protagonistas, como es lógico, no han querido hablar. Por otra parte, muchos documentos relacionados con estos hechos están destruidos. En el Archivo Histórico Nacional hay papeles sobre todo esto que no se han desclasificado y no podrán verse hasta 2020. Yo he recurrido a un periodista, Xavier Vinader, un hombre que por sus reportajes sobre la ultraderecha conoció el exilio. A través de él he podido conocer a la gente de aquella época y saber cómo era la comisaría de Vía Laietana.

– ¿Ha huido del reportaje para construir una historia enteramente de ficción?
– No me interesaba limitarme a una historia de policías y soplones. Quería escribir un fresco de Barcelona y de aquella época, ampliando el territorio narrativo porque sino quedaba como algo policiaco, una recreación hecha a partir de los sentimientos.

– En los últimos años Barcelona ha tomado fuerza como tema literario. Casi se ha convertido en un género propio para muchos escritores. ¿Usted también lo ve de esa manera?
– Barcelona es como un género literario propio con sus clichés, cosa que complica las cosas al planificar una novela. Sí, claro que aparece Barcelona en «El día de mañana», pero intento evitar caer en la hagiografía literaria. Por ejemplo, aquí no aparece el Liceu, pero sí los Hogares Mundet. Tampoco salen el barrio gótico o la Sagrada Familia. Hay que evitar la estética de guía turístico y no repetir tópicos y más tópicos. Si no acabaremos cayendo en la estética de suplementos dominicales.