Cataluña
El gran drama de buscar sitio en Sant Celoni
Montserrat Tura conoce bastante bien el Vallès. Pero lo que desconocía es que hay que darse prisa en encontrar sitio cuando se quiere pedir el voto.
Con toda la ingenuidad del mundo, pensé que podía aprovecharme de estas elecciones para viajar un poco. Mi objetivo era Bruselas con Joan Puigcercós, pero como los de ERC no tienen presupuesto para llevarme de excursión, me tuve que conformar con una visita al mercado de Sant Celoni con la número 2 del PSC por Barcelona, Montserrat Tura. Pero lo que nadie podía imaginar es que en esta localidad se ocultaba un problema territorial de graves dimensiones.
La cosa iba de pasearse entre diversas ofertas, aunque Tura no compró nada. Y eso que tuvo ocasión y reconoció en algún momento que tenía frío y que le iría bien hacerse con alguna cazadora o unos guantes. Cuando le dio la mano a una anciana se agarró a ella por estar enguantada y le espetó «pues sí que abriga». Se suponía que se refería al calor electoral.
Tura iba acompañada de Joan Castaño, quien fue alcalde de Sant Celoni hasta que el convergente Francesc Deulofeu pactó con los independentistas. Cuando los dos socialistas pasaron ante una pastelería, a la aún consellera se le ocurrió que «sería una buena foto si compartiéramos una horchata». Entraron en el establecimiento, pero la idea no fue a más.
El grupo, tras tropezar con muchos de los clientes del mercadillo, llegó a la plaza del Ayuntamiento y allí descubrimos el pastel. Tura dijo que «en un principio teníamos que hablar en otro sitio, pero otro partido ya ha decididio ocuparlo». La candidata señaló al culpable: «Felip Puig se cree el amo de Cataluña». El eficaz Castaño nos enseñó resguardo con su reserva oficial de sitio.
Uno, que es curioso, marchó a la otra punta de la plaza. Allí estaban los convergentes resguardándose de las críticas en su carpa. El alcalde me explicó que la reserva se tenía que haber hecho antes, que la plaza es muy grande, que él no sabía nada y que habían llegado a primera hora y habían puesto su tenderete. Vamos, un lío.
En la otra punta de la plaza, otra vez, Tura estaba rodeada de simpatizantes portadores de cartulinas alusivas, como Dylan en «Subterranean Homesick Blue». Uno de ellos preguntó si lo hizo bien. «Me la acaban de dar y aún no he leído lo que pone». Lo hizo bien.
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