Literatura

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Creadores por María José Navarro

La Razón
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Dicen que, en épocas de crisis, se agudiza el ingenio, la imaginación y la creatividad, así que, queridos niños, parece ser que estamos en ese sentido de enhorabuena, porque la campanada es gorda por no decir trágica. Intuyo entonces que los artistas están estos días quitándose a las musas a pescozones, debido a que la bajona económica, ética y moral es de aúpa. Bien es cierto que parece que las musas se han arrimado muchísimo a los ingenieros financieros y a los alquimistas políticos: no hay más que comprobar que la desviación del déficit en las comunidades autónomas que ahora estamos conociendo es propia de tipos con muchísimo talento para el embuste, grandes genios de la humanidad generalmente incomprendidos. Genios no sólo para retener balances reales con la naturalidad del que retiene líquidos, genios no sólo para maquillar cifras con la excusa de que el tono es color nude, cuando en realidad el maquillaje es como el de Kimera, la madre de Melody Nakachian. Son, o eso quieren creer, genios a la hora de inventar excusas para justificar lo escandaloso y convencerse de que nos van a liar como siempre, que sabremos comprender la coyuntura y que entenderemos lo imposible en nombre de la democracia. Hay, sin embargo, otras dos maneras de creación que demuestran que es cierto, que existen y que están entre nosotros. Los artistas, minados por la falta de presupuestos, empiezan a sacar la cabeza como mejor saben: provocando. Provocando en ocasiones rechazo, debate, discusiones acaloradas. Y provocando a veces una ternura emocionante. Son aquellos que colocan en los escaparates de un local «Próxima apertura». Creadores, artistas, genios. Vaya por todos ellos un brindis de Nesquik. Con sincera admiración.