Fútbol
Atrápalo si puedes (1-4)
Messi marca tres goles, el último tras una cabalgada desde el centro del campo. Valdés, decisivo con 0-0
¿Quién le echa el lazo a Leo Messi? Quizá no puedan detenerlo ni con lazo. La «Pulga» no es sólo la «Pulga», es la «Pulga atómica», capaz de dejar atrás a los rivales por habilidad y por velocidad. A falta de diez minutos para el final del partido de La Rosaleda, el «10» del Barça decidió echarse una carrera con los centrales del Málaga y con los laterales, con quien se puso por delante. Él llevaba el balón y sus rivales sólo debían preocuparse de perseguirlo. Ganó Messi. Tuvo suerte en el primer rechace, y a partir de ahí... Dientes apretados, media sonrisa en la cara y la portería como único objetivo. No hubo manera de atraparlo ni de derribarlo, ni con la entrada final, que también resistió para rematar cruzado ante la salida de Caballero. Leo redondeó así una noche perfecta en la que ejerció de pasador y de recuperador de balones, en la que lanzó una falta al larguero y en la que fue un goleador letal. Sólo había marcado un tanto a domicilio en Liga, ante el Athletic Club. Ayer hizo tres de golpe y, de paso, el Barcelona, deprimido en sus visitas esta temporada, se animó para seguir la persecución del Real Madrid.
Messi fue el protagonista de la noche, su luz deslumbra a todos los que le rodean, pero para ser justos hay que dar a cada uno lo suyo. Y a Valdés también hay que darle un pedacito del triunfo de ayer. El portero no contribuye marcando goles, pero evitarlos es igual de importante. Y más cuando el partido todavía está en su fase caliente, con resultados empatados o ajustados. Con 0-0, como ayer, cuando el Barcelona todavía estaba tratando de dominar el encuentro y el Málaga buscaba presionar para hacer lo que parece imposible: robar la pelota a los azulgrana, hacer suya la posesión. Lo intentaron, pero no lo consiguieron, aunque durante la primera parte el duelo mantuvo cierto equilibrio, sobre todo al principio. Víctor mandó a córner un disparo de Isco que buscaba la escuadra, pero el peligro todavía no había acabado. El propio Isco remató de cabeza el saque de esquina y lo intentó por tercera vez en el rechace, todo ello en el primer cuarto de hora, y siempre se encontró con la misma respuesta: parada de Valdés, con las manos primero, con los pies más tarde, para mantener su meta «virgen» y dejar el camino libre a sus compañeros.
El estilo de siempre
Unos compañeros entre los que faltaban Puyol, Xavi y Fàbregas, tres jugadores fundamentales, tres campeones del mundo que influyen de forma decisiva en el juego, pero no en el estilo. Ése es inalterable. Se mantiene, aunque Thiago tenga que hacer de Xavi o Iniesta retrase su posición. Casi todos hablan el mismo idioma y así es más sencillo. Al Barcelona le costó imponerse, tenía la posesión, pero no llevaba peligro. A Messi le costó carburar. Se veía al jugador tímido de las últimas jornadas, hasta que estalló para firmar una de sus mejores actuaciones de la temporada, siempre acompañado por Iniesta, un jugador delicioso y plástico, inimitable, que cada vez juega mejor, aunque parezca mentira.
Un cabezazo de Messi desde el punto de penalti tras un pase de Adriano supuso el comienzo del fin de la resistencia del Málaga, correcto durante un tiempo, desaparecido durante otro. Los andaluces habían desaprovechado sus ocasiones. El Barcelona no lo hizo y desde ahí hasta el final fue un paseo y jugó a placer. Aguantó el equipo de Pellegrini hasta el descanso, después se deshizo sin plantar apenas oposición. Se esfumó. En cierto sentido es un equipo blando y notó la ausencia de Toulalan en el centro. En seis minutos, se acabó el partido. El Barça fue contundente al volver de los vestuarios para tener un segundo tiempo plácido, para no repetir el error de otras veces de confiarse con marcadores ajustados. Alexis remachó una sucesión de tiros de Thiago y Messi remató una jugada que había empezado él quitándole el balón a Maresca.
Segundo tiempo plácido
Sin la pelota, la presencia de jugadores como Cazorla o Isco pierde eficacia y el Málaga no había conseguido tenerla por más que presionó. Con el marcador tan abultado, el conjunto del jeque Al-Thani se vino definitivamente abajo y los cambios de Pellegrini sólo sirvieron para que Rondón marcara a pase de Seba, pero ya muy al final. Antes hubo un momento de tregua, de control de balón del Barça sin hacer más daño y de cierta sumisión de su rival. Todo parecía preparado para que el marcador no se moviera, hasta que Messi arrancó para dejar la jugada de la tarde y llevarse el balón a su casa.
EL BANQUILLO
Xavi, Fábregas y Puyol descansaron
Después del partido de Copa en el Bernabéu, Pep Guardiola decidió mover el banquillo y reservó a algunos jugadores pensando en que el calendario que se avecina, si eliminan al Real Madrid, va a estar muy cargado. Y el técnico azulgrana dejó en el banquillo a Puyol, Xavi y Fàbregas para dar entrada a Adriano, Mascherano y Thiago. Además, no utilizó a ninguno de los tres fijos.En los cambios aparecieron Cuenca, Dos Santos y Pedro, que reaparecía tras diez días de parón por una lesión. «Después de jugar un partido contra el Madrid o la Liga de Campeones hay dudas de cómo se va a comportar el equipo», dijo Guardiola, contento con la actuación de los suyos. Quien no descansó fue Messi. «Su vida es el campo de fútbol. Haber marcado estos goles le irá bien», añadió el preparador del Barça.
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