Asturias
«Mou» el mejor crítico del Real por Miguel ORS
Lunes, 3: sobretasados
El Barça ha ganado al Levante de milagro. «Valgo lo que valen mis jugadores», dijo un entrenador de cuyo nombre no me acuerdo ahora. ¿Cuánto vale Guardiola? ¿Cuánto vale Mourinho? ¿Cuánto vale Ancelotti? ¿Cuánto vale Rafa Benítez? Para decir lo que quiero decir, pongo como paradigma a Guardiola. Sin Messi, sin Puyol, sin Xavi, sin Iniesta... ¿Cómo sería el Barça? ¿Es el Barça lo que es gracias a Guardiola o es Guardiola lo que es gracias al Barça? Más bien esto último. En su día Rafa Benítez era tan catedrático como Guardiola. Ya no lo es. Ha durado en el Inter seis meses. Ancelotti, otro técnico igualmente prominente, anda también entre tinieblas en el Chelsea. Creo que el valor del entrenador lo fijan en altísimo porcentaje los jugadores, sólo que éstos, si son como Messi, triunfan siempre, mientras que los entrenadores sin «seres superiores» como Messi o Cristiano Ronaldo no valen ni lo que se creen ni lo que cobran. Perdón, entrenadores «sobretasados».
Martes, 4: país
¿Qué les ha hecho este formidable «país» llamado España a algunos? Esos algunos cada vez son más, ay. En España, ahora mismo, dominantes, hay dos castas: la política y la deportiva. Gracias a la deportiva, la formidable España es alguien notorísimo en el planeta azul, en el que destaca y maravilla por sus oros, sus platas y sus bronces.
–¡Oh, admirable España. Sus museos, su sol, su deporte, su fútbol!–, ponderaba recientemente en voz alta un parisiense en la cola del Museo del Prado.
Si España, como España, es admirable, ¿por qué la desmagnifican «gentes» de la casta política? El último, el zambombo –¡cómo ha engordado!– Francisco Álvarez-Cascos: cada vez que se refería, ayer, en la televisión, a la españolísima Asturias, patria querida, decía «mi país», recalcaba «mi país», ni que Asturias fuese tierra foránea.
–Jamás votaré a un político converso, tránsfuga o rencoroso–, me sale espontáneamente, con indignación, del alma.
Salvador Escarré, amigo también del alma:
–Qué etnia, la etnia política española y que «país» de políticos decepcionantes. Si no fuese por el deporte...
Miércoles, 5: crítico
He visto en la televisión el partido entre el Getafe y el Real Madrid. Pienso, una vez más, que el Real Madrid es un conjunto poco estructurado: cimientos bastantes sólidos, esto es verdad, y fabulosas columnas corintias (Cristiano y compañía). De todos modos, como uno no se fía de sus dudas y el doctor Marañón sostenía que el que no duda es un peligro para sus semejantes, leo, para salir de dudas, al mejor crítico del Real Madrid: Mourinho. No es palmero ni forofo de su trabajo. Y me confirma hoy que, en efecto, el Real Madrid no es todavía «un bloque compacto».
Jueves, 6: entender
Nunca he entendido –uno es así de alcornoque– que la suma de los ángulos de un triángulo sea igual a dos rectos y nunca entenderé, tampoco, al Atlético de Madrid. Moriré con estas dos asignaturas pendientes. Lo único que sé del Atlético es que es un equipo de mareas: o bravo y altivo o exasperante sin paliativos. Contra el Real Club Deportivo Español, hoy, ha hecho una primera parte magnífica, con un Agüero del que dice Hernán San Pedro que es el «otro Messi» por sus quiebros y zigzagueos.
Otro Real Madrid-Atlético en puertas (viva la Copa del Rey): esta temporada, nada menos que cuatro derbis. Colosal regalo de los Reyes Magos.
Recientemente, una sexóloga, aficionada al fútbol y devota del Atlético, dijo en la televisión: «¿Dónde tendrá, técnica y anímicamente, su punto G el Atlético? Para un orgasmo que nos da...». ¿Habrá orgasmo rojiblanco el próximo jueves?
–La Liga, también la Copa, dada la gigantesca superioridad del Real Madrid y del Barça, necesita «orgasmos sociológicamente rompedores». La sexóloga, amén de rojiblanca, guapa.
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