Murcia

Foto-matón por Pedro Alberto Cruz

La Razón
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Hace años, y tras un largo proceso de análisis de lo que es y ha sido nuestra especie, y de cuáles eran los pilares sobre los que se asentaba la supuesta y mal llamada «evolución», llegué a la conclusión de que muchos de esos soportes estaban construidos con materiales endebles, pocos consistentes y simple apariencia de una realidad presentada como sólida. Y el más socorrido era -y es- el que he denominado «sistema reflexivo».

Este sistema, elevado a la categoría de motor del pensamiento, es el que permite avanzar, mantener –pese a las apariencias de cambio-, justificar y criticar toda actuación humana, todo movimiento, y toda ideología por muy disparatada que sea: todo consiste en situarse en una posición o en la contraria para defender o atacar. Así, un mismo hecho puede ser leído «reflexivamente» de distintas maneras, según se esté a un lado u otro de la cuerda.

Esta esquizofrenia que transforma el mal en bien, o viceversa, de acuerdo a los intereses propios o grupales, me llevó a buscar la salida en la «irreflexión» y situarme a contracorriente del modelo imperante –siempre sin ánimo impositivo, pues eso supondría caer en los mismos defectos- por ser el freno que impedía el cambio auténtico. Y los acontecimientos confirman que no ando del todo equivocado.

Recientemente he leído y visto algo que no me ha sorprendido pero que refuerza mi camino irreflexivo: las imágenes y la justificación de un divertimento con el que se regocijan y afianzan en sus reflexiones algunos vascos, a los que se les ofrece la oportunidad de fotografiarse con terroristas, para ellos héroes del pueblo y que luchan, a cara tapada, por el pueblo. Estamos ante un nuevo «foto – matón» que, a diferencia del antiguo, ya no saca cara de delincuente, porque éste va incluido en la fotografía con la correspondiente «carga» reflexiva.