Valencia

Una mascota diferente

La futura regulación de tenencia de animales potencialmente peligrosos y exóticos en la Comunidad de Madrid ha levantado vítores y ampollas. A partir de ahora los ciudadanos no podrán tener serpientes de cascabel o cocodrilos como mascota. Pero, ¿se puede considerar peligrosa una tortuga que de adulto pese dos kilos? 

Una mascota diferente
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Hace unas semanas la Comunidad de Madrid anunciaba un cambio en la regulación de mascotas. En concreto, el borrador sobre la tenencia de animales potencialmente peligrosos y ejemplares exóticos en la región acota el abanico de animales que uno puede tener en su hogar según varios parámetros: por peligrosidad, por peso y por protección. Así, «se prohíbe la tenencia de aquellas especies de artrópodos, peces y anfibios que cuya mordedura o veneno pueda suponer un riesgo para la salud de las personas. En cuanto a los reptiles, no podrá tenerse ninguna especie venenosa, ni cocodrilos ni caimanes, ni todas aquellas especies que en estado adulto alcancen o superen los dos kilos de peso. En cuanto a los mamíferos, quedan prohibidos todos los primates, así como especies silvestres que en estado adulto alcancen 10 kg. Si son carnívoras el límite estará en cinco», según el artículo 3.
El petardo estallaba sin lograr el consenso de adiestradores y dueños de tiendas. Ahora bien, este borrador puede sufrir algún cambio durante su tramitación, ya que acaba de terminar el período de alegaciones.


«En la actualidad, no hay un registro en los ayuntamientos salvo para aquellas razas de perros consideradas potencialmente peligrosas. Con este borrador se pretende que se tomen medidas ante el actual vacío legal para otros animales potencialmente peligrosos», explica Mercedes Perote, jefa del Área de Protección Animal de la Comunidad de Madrid. «Cuando entre en vigor –prosigue–, los dueños tendrán que informar al Ayuntamiento y existe la posibilidad de que los tengan que entregar a un centro». «No se ha especificado por especies porque es más difícil de catalogar y sobre todo porque de hacerlo se empezarían a importar especies similares», añade.

Especie por especie
Sin embargo, la mayoría de los expertos consultados difiere. Están a favor de una regulación, pero abogan por introducir algunas modificaciones sustanciales en e borrador. Sobre todo, cuando se analiza especie por especie. Es el caso de Andrés Montesinos, veterinario de Los Sauces, una clínica de Madrid especializada en exóticos. «Hay que regular, pero hay que hacerlo bien. Entiendo que se prohíban las especies venenosas o toda la familia de cocodrilos. Pero me parece absurdo prohibir los reptiles porque en estado adulto alcancen o superen los dos kilos. Las tortugas no son peligrosas, cómo van a serlo, comen hierba. He recibido un aluvión de llamadas de clientes preguntando si se tenían que deshacer de su tortuga. Es surrealista», dice.


Similar opinión tiene Fabio Diéguez, propietario de la tienda Sentidos de la Naturaleza que hay en Atocha. A él, esta norma le puede afectar aún más, ya que además es adiestrador de animales. «La normativa es ambigua. Estoy a favor de que regularicen, soy el primer interesado, pero no de que se generalice. Este tipo de normativa se debería haber consultado con los expertos y no se ha hecho. De ahí, los errores. Por ejemplo, entre 2004 y 2005 se regularizaron los hurones como animal de compañía, aunque cuando vas al registro por el chip te aparece como animal exótico. No hay ningún hurón de más de dos kilos y su mordedura hace más daño que muchos reptiles de ese peso. El peligro de tener una tortuga es que te tropieces y te caigas, así que prohíban también los ladrillos».
«Además –continúa–, hay que discernir entre una especie venenosa y la que sólo lo es en origen. En el caso de las ranas de punta de flecha, resulta imposible que tengan toxinas aquí. En Suramérica, en su hábitat natural sí, ya que se alimentan de hormigas que comen hojas tóxicas y expulsan el veneno de forma cutánea. Pero fuera de su hábitat no hay ese tipo de hojas por lo que es imposible que sean venenosas, ya que se alimentan de moscas de la fruta, que comen papilla de fruta».


«En el caso de las tarántulas –prosigue–, todas son tóxicas, igual que las abejas, las avispas. Corres el mismo riesgo que es nulo (salvo que uno sea alérgico). Con los escorpiones pasa lo mismo, no todos son iguales. Entiendo, en cambio, que una pitón si pesa más de dos kilos y supone un riesgo, sólo pueda ser tratada por gente cualificada, pero no se puede generalizar así porque sí. Además, esta norma puede resultar contraproducente porque al prohibir la gente tiene miedo a reconocer que tiene un animal en su casa. Estoy de acuerdo en que no se puede tener en un piso una cascabel. Pero otra cosa es este extremo. Las pirañas te irritan los ojos, pero nada más. Y qué pasa si tienes una pitón regius. Algunas hembras pueden pesar más de dos kilos, los machos menos. Pero nadie puede identificar si es o no hembra. Entonces, ¿qué se hará? No podrás tenerlas aunque no sean venenosas. Es como si quisieran prohibir los coches porque cuatro conductores van como locos. Hay que regular, no prohibir». «¿Y qué hago yo? –se pregunta–. El borrador prohíbe la tenencia de estas especies salvo si eres policía nacional, bomberos, ¿y yo que soy adiestrador qué hago? Que me hagan un examen, pero que no me prohíban realizar mi actividad. Y ¿por qué no se dice nada de aves? Digo yo que un guacamayo puede hacer más daño que una tortuga».

Mejor la de Valencia
«No tiene lógica que el PP imite la normativa de Andalucía mal hecha por el PSOE y no la de Valencia elaborada por su propio partido», concluye.
Algo en lo que coincide Rafael, que tiene una tienda de animales en Valencia desde hace 18 años. «Lo más extraño de la iniciativa es que han copiado una ley con defectos, polémica, sin rigor científico y recurrida en los tribunales como la de Andalucía, que está dando un montón de problemas porque al prohibir, la gente se niega a depositar sus animales en centros donde su vida será corta o directamente se les sacrificarán. ¿Por qué no copian la valenciana que con diez años de vida se ha demostrado eficaz y ha logrado la satisfacción de los colectivos implicados». En definitiva, quizá haya que variar algún aspecto de este borrador. Donde sí parece haber un mayor consenso es en la medida que fija las condiciones adecuadas (temperatura, humedad, espacio) que deben tener las especies exóticas o aquella iniciativa por la cual los perros peligrosos no podrán estar en un parque infantil y se han de llevar con bozal y una correa menor a dos metros.
 

«Tengo ranas de punta de flecha. sólo son venenosas en estado salvaje por la alimentación»
Héctor Cedillo, de Colmenar Viejo, en Madrid, tiene reptiles y anfibios desde hace varios años. En concreto, varias especies del género Agamidae (reptiles escamosos) y del Dendrobatidae (ranas venenosas de dardo o también llamadas de punta de flecha). Las de punta de flecha quedarán prohibidas con el nuevo borrador. Y eso que «se consideran venenosas porque en estado salvaje lo son, pero en cautividad es imposible su toxicidad debido a varios motivos. El principal, que su veneno lo extraen de su alimento, y aquí se alimentan con moscas de la fruta que no comen plantas tóxicas». Esto explica por qué Cedillo, que pretende fundar una sociedad herpetológica en la región, se declara en contra del borrador. «Me parece demasiado drástica y poco o bastante ocultista. Creo que para realizar una ley de este tipo hay que hablar con la parte de la población que o bien vive de ello o bien los mantiene por afición. Hemos contactado con veterinarios, tiendas del sector, aficionados y asociaciones y absolutamente nadie sabía nada del tema ni se le había preguntado», asegura.
«La mayoría de los aficionados como yo y muchos otros aficionados sensatos que mantenemos este tipo de animales en cautividad estamos de acuerdo en una regulación, pero con sentido. Queremos que se estudie el listado de especies consideradas peligrosas, venenosas o cuyo mordisco pueda herir al ser humano, así como el peso que se tiene en cuenta para prohibir, ya que hay tortugas que pasan de ese peso y lo único que pueden hacerte es daño al pisarte en un pie», añade.


«Hay que regular, no prohibir»
Desde Pamplona, responde «Khayman», su apodo en uno de los múltiples foros de fauna que hay. «He tenido y tengo de todo: serpientes que pesan mucho más que dos kilogramos, un caimán, artrópodos venenosos. Tengo reptiles desde que tengo memoria. Elijo un caimán como otro puede elegir un loro, a cada uno le gusta lo que le gusta, eso no se puede cambiar», explica.
Para él, «esta ley –borrador– me parece absurda. Determinadas cosas deberían estar reguladas, pero no prohibidas. Además, choca bastante que cataloguen como peligrosos a una sulcata adulta, una pitón real o similares cuando no suponen ningún riesgo. En el caso de las venenosas, sería mejor hacer legal y obligatoria la tenencia de viales de suero y habitación a prueba de fugas para aquellos que las tengan. Sin embargo, en este país la tenencia de suero por parte de un particular es ilegal y no hay ninguna norma hoy que especifique cómo mantener estos animales».
«Yo a los míos –prosigue "Khayman"–, los tengo en un local, en terrarios individuales y con sus correspondientes parámetros de temperatura y humedad».
«A todos aquellos que están a favor de la prohibición les diría que debemos aspirar al ejemplo de Alemania, donde lograron una regulación, no una prohibición», añade «Khayman».


«Soy adiestrador y Tengo más de 100 animales de compañía en casa»
Fabio Diéguez es uno de los adiestradores más conocidos en España. Ha adiestrado a miles de animales que han dejado huella en la gran y pequeña pantalla, como en «La Comunidad», «Torrente» 2, 3 y 4, «La que se avecina» o «Fama», por ejemplo. Asegura tener «más de 100 animales de compañía en mi casa». Entre ellos, «tres Caimanes cocodrilus. No creo que todo el mundo pueda tener este ejemplar en casa, primero porque hay que saber tratarlos y segundo porque requieren determinados cuidados, como tener suficiente espacio». Para Diéguez, la normativa de la Consejería de Medio Ambiente no está bien hecha. «Estoy a favor de que regulen, pero que se haga bien», afirma. «Que me digan que haga un examen, que pase determinadas pruebas, pero que no me prohíban realizar mi actividad», añade.
Diéguez explica que a nivel cinematográfico, el animal que más le ha costado criar no es un caimán o una serpiente, sino «un gato. El más fácil, en cambio, un cerdo». En casa, el animal de compañía más fácil de educar y criar es un perro, los más difíciles quizá sean las rapaces».


«Es más peligroso tener un perro que un reptil, un anfibio o un arácnido»
Iker, de Navarra, se considera un amante de los cocodrilos. «Tengo un Caiman
crocodylus (llamado "mandíbulas"), una Python reticulatus, un Rhacodactylus ciliatus, una Boa constrictor y una Scripta scripta. Los cocodrílidos son mis animales favoritos. Aunque para mantener un animal de éstos hace falta tener experiencia con especies agresivas», afirma. Desde mi punto de vista es más peligroso tener un perro que un reptil, un anfibio o un arácnido. En España, por ejemplo, hay más muertes o ataques de perros que de especies exóticas. Creo que se podrían tener especies venenosas como animales de compañía siempre y cuando estén en una habitación antifugas, con sus terrarios herméticos y sobre todo siempre y cuando el dueño esté capacitado para el manejo de estos ejemplares».


«TUVE PIRAÑAS Y NO ME PARECE BIEN TENERLAS DE MASCOTA»
«Tengo diferentes especies de peces como mascota. Tuve dos pirañas rojas un par de meses y al final las regalé a una tienda-acuario y allí las vendieron», explica Alicia Fernández, una usuaria de uno de los foros de animales. «Las compré –prosigue– porque quería el acuario donde venían y no me lo daban sin ellas. Así que las tuve durante un tiempo hasta que las regalé. No me parece bien tenerlas como mascota». En cuanto al cambio de normativa, Fernández considera que «me parece perfecto, tenía que haberse tomado esta iniciativa hace ya muchos años. Los animales salvajes deben seguir siendo eso, salvajes».