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Miles de peregrinos celebran en Belén el nacimiento de Jesús
BELÉN-La lluvia y el frío sorprendieron a una ciudad de Belén revestida de luces de colores y de felicitaciones navideñas en sus calles. Estos días la ciudad del Rey David ha visto un aumento considerable del tráfico de vehículos que ha transformado su tranquilo quehacer cotidiano en un ir y venir de peregrinos que se han acercado hasta ella para celebrar la Navidad. La presencia de numerosos militares que trabajaban para garantizar la seguridad se fundía con los ríos de peregrinos agolpados en las calles cercanas al centro de la ciudad. A pesar de las dificultades que causó la lluvia, los miles de fieles se acercaban cantando a voz en grito canciones navideñas. El sábado, la Basílica de la Natividad se alzaba imponente mientras en su interior el Patriarca de Jerusalén, Su Beatitud Fout Twal, celebraba la misa ante cientos de peregrinos y autoridades. A pocos metros, en el convento de las Hermanas Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, un grupo de 200 peregrinos festejó la Solemnidad. Familias con niños pequeños, jóvenes, seminaristas, sacerdotes y religiosas participaron con devoción en la eucaristía presidida por un arzobispo esloveno, manifestando de esta manera la riqueza humana de la Iglesia. Tras la misa, las religiosas sorprendieron a todos ellos con un chocolate caliente para hacerles más llevadera la gélida temperatura, mientras cantaban acompañados de numerosos instrumentos musicales típicos de los distintos países a los que pertenecían. Lindando con el convento se encuentra la llamada Gruta de la Leche donde, según la tradición, la Virgen María amamantó al Niño Jesús. «Hemos venido sobre todo desde España, pero también hay italianos, polacos, colombianos o panameños», cuenta David, uno de los peregrinos. Es un día festivo, lo que se refleja en los cantos durante la celebración y las sonrisas que se dibujan en los rostros de los más pequeños. «Estar aquí este día es impresionante», cuenta Paolo, llegado desde Roma. «Es un regalo celebrar el nacimiento de Jesús justo donde tuvo lugar», destaca Lorena, que en la visita a la gruta exclamó entusiasmada: «¡Es el mejor regalo que Dios me haya podido hacer nunca!».
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