Lugo

El caso Marichalar por Enrique Miguel RODRÍGUEZ

La Razón
La RazónLa Razón

Jaime de Marichalar ha perdido la demanda que había interpuesto a la revista Época. La citada publicación afirmó en portada que una de las alegaciones que la infanta doña Elena iba a presentar contra su marido en el divorcio era el consumo de cocaína. La revista no tenía gran tirada, pero todos los medios se hicieron eco de tan «suculento» asunto. Ayer la sentencia salió a la luz. La jueza considera que todo personaje público, que además requiere la atención y el apoyo del público, tiene la obligación de ser más ejemplar que el resto de los ciudadanos. Con todo el respeto, y en mi ignorancia jurídica, no entiendo nada. El principio de un Estado de Derecho es que la justicia sea igual para todos. Supongo que la interpretación que la señora jueza ha hecho está ajustada a la legalidad. Si yo fuese juez –afortunadamente no lo soy, con el más profundo respeto a los que valientemente lo son–, mi interpretación sería la contraria. Precisamente, el personaje público ve añadida una tremenda condena en casos de procesos antes de ser juzgados. Dice también la sentencia que no se aprecia mala fe en la información de Época. Sorprendente. También la jueza afirma que la información sobre la presunta drogadicción de Marichalar no ha sido probada. Hay que recordar que el consumo de droga no está penalizado en España y que la Constitución proclama el derecho a la intimidad. Aunque no haya habido mala fe, el fallo crucifica a Marichalar. La sentencia completa no la leerán más de 1.000 personas. Para los restantes millones de españoles, pensarán que, si ha perdido la demanda el ex duque consorte de Lugo, es que, efectivamente, consumía estupefacientes. Se hace también en el fallo una alusión al hermetismo de la Casa Real respecto a este asunto. Olvidémonos de la realeza. ¿Es que hay algunos suegros en este país que puedan asegurar que un yerno es o no drogadicto? Un recordatorio: Marichalar tiene hijos, madre y familia que se ven también perjudicados por la insidia publicada.