Hamburgo
Rubalcaba abre la puerta a su salida del Gobierno
Cuando Soraya Sáenz de Santamaría levanta los miércoles el micrófono de su escaño, se hace el silencio unos segundos hasta que sus palabras tronan y traspasan los muros del hemiciclo: «Usted tiene poco de qué presumir y mucho de qué arrepentirse». Así arranca, directa a la yugular.
Se refiere a Alfredo Pérez Rubalcaba, y esta vez trae al recuerdo colectivo su pasado como ministro de Felipe González y su presente con José Luis Rodríguez Zapatero. Y avisa que al futuro candidato del PSOE se le agotan los recursos para reinventarse: «Se presenta como Alfredo como si nadie supiera quién es Rubalcaba». Todo como pequeña introducción para hacerle responsable de la falta de celeridad del Gobierno ante la crisis del pepino porque estaba ocupado «con su agenda de partido» y porque «acumula cargos pero elude responsabilidades».
Hace meses que el PP ha convertido al vicepresidente primero en el centro de la diana sobre el que lanza sus dardos, pero ahora la estrategia pasa por la de dibujar a un Rubalcaba que relega sus ocupaciones de Gobierno por su campaña como candidato. «Usted es lo último que necesita España», le dijo la portavoz popular antes de preguntarle cuándo primará los problemas de los españoles sobre su agenda de partido.
«No voy a callarme»
Si lo que quería saber el PP es si tiene intención de dejar el Gobierno, de la respuesta de Rubalcaba se deduce que lo hará a su debido tiempo y es, según dijo: «Cuando crea que mis responsabilidades son incompatibles con las del partido. Pero no voy a callarme. Me van a seguir escuchando lo que no quieren oír y diciendo que piensen en algo tan sencillo como el interés general, que no hace daño».
Santamaría volvió por sus fueros y dijo que en «España no gobierna usted ni nadie», ya que mientras una «socialista alemana» –la consejera de Salud de Hamburgo– ponía en riesgo el campo español, a Rubalcaba «sólo le preocupaba que una socialista española le despejara su campo propio». Se refería a Carme Chacón, que anunció su renuncia a competir en primarias el día que se desató la crisis del pepino. Y dijo más: que Rubalcaba sólo da la cara cuando se ha resuelto el problema.
Tomó el testigo el popular Ignacio Cosidó, que ironizó sobre la «designación a dedo» de Rubalcaba. A su juicio, no significa que el instrumento del «dedazo» tenga que usarse para nombrar a agentes de policía. Y es que, según Cosidó, Interior ha incumplido cuatro sentencias que le achacan «7.000 dedazos» en la Policía y, por ello, ahora tiene 100 vacantes. «¿Es el respeto que tiene a la Policía, a las resoluciones judiciales y a esta Cámara?», preguntó.
✕
Accede a tu cuenta para comentar